Mongolia tiene su primer diácono: José Enkh-Bator

  • 13 de diciembre, 2014
  • Daejeon (Corea del Sur)
"El camino a convertirse en un buen sacerdote debe estar lleno de alegría. Alegría por la llamada recibida y sobre todo alegría por el anuncio del Evangelio. De esta manera se convierten en buenos pastores y pueden hacer frente a todos los desafíos", expresó monseñor Lazzaro You Heung-sik, obispo de Daejeon, durante la homilía que acompañó a la ordenación de ocho nuevos diáconos: entre ellos José Enkh-Baatar, primer consagrado en la historia de la actual Mongolia.
"El camino a convertirse en un buen sacerdote debe estar lleno de alegría. Alegría por la llamada recibida y sobre todo alegría por el anuncio del Evangelio. De esta manera se convierten en buenos pastores y pueden hacer frente a todos los desafíos", expresó monseñor Lazzaro You Heung-sik, obispo de Daejeon, durante la homilía que acompañó a la ordenación de ocho nuevos diáconos: entre ellos José Enkh-Baatar, primer consagrado en la historia de la actual Mongolia. La consagración de José, añadió monseñor You, "recuerda la historia de San Andrés Kim Taegon, primer santo y primer sacerdote en Corea del Sur. Se convirtió en un sacerdote fuera de su tierra, en Shanghai, y como José también Andrés está de vuelta en su país para llevar las semillas del Evangelio. Esperamos que dará buenos resultados". Además de la importancia eclesial, misionera y apostólica -explica la agencia AsiaNews-, esta ordenación tiene gran importancia también desde el punto de vista práctico. De acuerdo con la ley de la República de Mongolia, de hecho, sólo los ciudadanos tienen el derecho a comprar tierras para dedicarlas a la construcción de lugares de culto y sólo ellos pueden conducir las organizaciones religiosas. Aunque es bastante tolerante con los católicos, los funcionarios mongoles aplicaron con dureza estas reglas a otras denominaciones cristianas, que tuvieron que limitar severamente su apostolado en el país. En el último recuento, los cristianos -de todas las denominaciones- en Mongolia representan poco más del 2% de la población, una gran mayoría de fe budista mezclada con creencias chamánicas de la tradición local. De los restantes alto porcentaje de ateos, casi el 40% del total. Los católicos son cerca de mil, muchos de ellos nacieron y crecieron en los centros de acogida para huérfanos, indigentes y ancianos, clínicas médicas -en un país donde la infraestructura sanitaria es escasa- y las escuelas e institutos técnicos varios. Además de José, a partir de agosto del 2012, en el seminario de Daejeon hay otros jóvenes de Mongolia que recibieron la vocación: "Dios los mandó juntos -dijo monseñor Lazzaro You Heung-sik-, para que puedan cumplir su mandamiento ´ama a tu prójimo como a ti mismo´. Es un gran mandamiento, amar, siempre debemos tenerlo en cuenta", concluyó.+