Honraron a la Virgen del Perpetuo Socorro en la parroquia de las Victorias

  • 17 de julio, 2014
  • Buenos Aires (AICA)
"Con el lema: Virgen oyente y contemplativa ¡danos a Jesús, que es alegría", la parroquia porteña de Nuestra Señora de las Victorias realizó su novena patronal a la Virgen del Perpetuo Socorro, con buena asistencia de fieles. Los misioneros redentoristas recibieron en 1866 el encargo del papa Pío IX de difundir esta devoción en todo el mundo. En 2016 se celebrará el año jubilar, los 150 años de esta misión.
"Con el lema: Virgen oyente y contemplativa ¡danos a Jesús, que es alegría", la parroquia porteña de Nuestra Señora de las Victorias realizó su novena patronal a la Virgen del Perpetuo Socorro, con buena asistencia de fieles. La novena culminó el domingo 6 en una misa con más de 150 asistentes, concelebrada por el superior provincial de la Congregación Redentorista, padre Ramón Correa; el párroco, padre Miguel Chabrando, y el padre Mario Presentado, párroco en Goya. En la homilía, el padre Chabrando recordó que en 1866 el papa Pío IX les encomendó a los misioneros redentoristas el ícono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, con el encargo de dar a conocer y cultivar su devoción en todo el mundo. Señaló que en 2016 será el año jubilar, los 150 años de esta misión. Afirmó que siempre es la madre quien pone en un hogar el clima de estar bien, cómodos, a gusto, y así Nuestra Señora del Perpetuo Socorro da calidez, frescura, calor de hogar a todas las comunidades redentoristas del mundo. El padre Chabrando dijo que María es el perpetuo socorro de aquellos que saben compartir; invitó a mirar a los demás, a escucharlos, como María lo hace, y señaló que el evangelizar, la misión, es algo que sale por desborde del corazón. "La gente que es contemplativa sabe compartir", dijo. Luego, todos los que quisieron compartieron un almuerzo a la canasta. En amable reunión, con canciones, estaban personas mayores y jóvenes, sanas y enfermas, de distintos grupos parroquiales, también quienes piden ayuda en la puerta del templo o venden periódicos a la salida. Revista parroquial El padre Chabrando anunció que acababa de publicarse el número 18 de la revista parroquial Las Victorias, que podía retirarse gratuitamente. El último número incluye envíos desde Mozambique del padre redentorista Santiago Lavigne (uno de ellos, con un emotivo recuerdo del padre Osvaldo Ulrich, recientemente fallecido, a quien llama "testigo fiel del Amor misericordiosos de Dios"), de la hermana Siliva Caresani HMR y de la joven voluntaria Macarena Sarmiento. También trae notas de Raquel M. Estrada, sobre la alegría de ser ministra extraordinaria de la comunión; de la médica psiquiatra española Elisabeth Lazpíur, sobre la esencialidad de oración, de estar en contacto con Dios (esta médica, que reside en España, fue efusivamente saludada al hacerse presente en la celebración parroquial), y del superior provincial, padre Correa, así como noticias de misiones juveniles en Villa La Angostura y Butalón Norte (Neuquén) y Moreno (Buenos Aires). En la misma revista la vicepostuladora de la causa de beatificación de Antonio Solari, sepultado en la iglesia de las Victorias, presenta un artículo sobre este laico "que se animó a ser misericordioso". Una antigua devoción El cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un ícono bizantino del siglo XII. Fue llevado a Roma desde la isla de Creta por un mercade en el siglo XVI. Una revelación de la Virgen le dijo a una niña de seis años que quería se llamada Madre del Perpetuo Socorro y que su cuadro debía estar en la iglesia romana de San Mateo. Allí estuvo bajo custodia de los padres agustinos, desde 1499 hasta 1798. Ese año, las tropas francesas destruyeron el tempo donde la Madre del Perpetuo Socorro era venerada. Pero el ícono se salvó de la destrucción y permaneció guardado hasta 1866. Entonces el papa Pío IX lo encomendó a los redentoristas con el encargo de difundir su devoción en todo el mundo. Se entronizó el cuadro en el templo de San Alfonso, edificado donde había estado la destruida iglesia de San Mateo.+ (Jorge Rouillon)