Un libro sobre el cardenal croata Stepinac, que será proclamado santo a fin de este año

  • 20 de mayo, 2014
  • Buenos Aires (AICA)
El papa Francisco anunció el 10 de febrero de este año que a fin de 2014 el beato Aloysius Stepinac será proclamado santo. En ese día de febrero, los croatas del mundo conmemoran la muerte de su cardenal mártir, a quien consideran brújula y representante de la identidad católica croata. El anuncio, que alegró a muchos, disgustó a la jerarquía ortodoxa serbia. El libro de la escritora y periodista Carmen Verlichak "El cardenal Stepinac, el coraje de la fidelidad", el primero escrito en castellano sobre el cardenal, echa luz sobre cómo salvó vidas y fustigó a quienes cometían crímenes contra cualquier ser humano, en cualquier régimen político y en los totalitarismos nazi y comunista que dominaron su país. Los santos Juan XXIII y Juan Pablo II exaltaron su fidelidad en el sufrimiento. La autora trata esta cuestión de una manera precisa y, a la vez, amena.
El papa Francisco anunció el 10 de febrero de este año que a fin de 2014 el beato Aloysius Stepinac será proclamado santo. En ese día de febrero, los croatas del mundo conmemoran con todo fervor la muerte de su cardenal mártir, a quien consideran brújula y representante de la identidad católica croata. El esperado anuncio, que alegró a muchos, disgustó a la jerarquía ortodoxa serbia. Así, recientemente, en ocasión de la Pascua, el patriarca Irenej dijo: "Esto echa sombra sobre la Iglesia aunque ?puntualizó- no dañará nuestras relaciones con el Vaticano". Esta reacción se vincula a alguna versión ?repetida sin identificar ni precisar lo que se dice- que habla del supuesto colaboracionismo de Stepinac con la persecución de minorías durante la II Guerra mundial. La especie resulta perversa precisamente porque Stepinac en su misión como arzobispo de Zagreb salvó muchas vidas, además de fustigar con toda energía a quienes cometían crímenes contra cualquier ser humano. El libro de la escritora y periodista Carmen Verlichak "El cardenal Stepinac, el coraje de la fidelidad", el primero escrito en castellano sobre el cardenal, echa luz sobre esta cuestión de una manera precisa y, a la vez, amena. Verlichak expone cómo desde 1936 Stepinac recibió y ayudó a judíos de varios países que buscaron refugio en Croacia y cómo fundó en 1938 la Acción para ayudar a los refugiados. Esta acción funcionó con eficacia hasta 1941 cuando los nazis llegaron a Zagreb y el arzobispo hizo quemar los archivos con la documentación de todas las personas refugiadas que habían sido ayudadas, para evitar la persecución, de lo cual dio testimonio el luego cardenal Franjo Seper, que era entonces secretario de Stepinac. La autora cita otros casos: entre ellos, cómo acogió en un edificio del arzobispado a los integrantes del hogar de ancianos judíos de Zagreb, que debían evacuarlo por orden de las autoridades alemanas. Y glosa el sermón del 31 de octubre de 1943 que estremeció las conciencias. Decía que "la Iglesia siempre proclamó que no hay una raza superior y otra inferior. La Iglesia Católica sólo conoce a razas y pueblos como criaturas de Dios, y a quien más aprecia es a aquel que tiene un buen corazón y no el puño más fuerte. El sistema de fusilar a cientos de rehenes sin juicio alguno, por crímenes no comprobados, es un sistema pagano que nunca trajo buenos frutos". La valentía tanto de los sermones como de las acciones del cardenal fueron la causa de su largo cautiverio y muerte, luego bajo el comunismo; sobre esto la Iglesia se ha expedido hace tiempo. Stepinac fue proclamado mártir en 1993 a causa de los sufrimientos padecidos a manos de Josip Broz Tito y los comunistas. Ya en los primeros meses de la imposición del régimen comunista en 1945, mataron a dos obispos y hubo 400 hombres y mujeres de la Iglesia, sacerdotes y religiosas que habían sido muertos y estaban desaparecidos. En el prólogo del libro, el postulador de la causa, monseñor Juraj Batelja, recuerda que San Juan Pablo II llamó a Stepinac el personaje más luminoso de la Iglesia croata y dice que "la escritora Carmen Vrljicak en su noble búsqueda a la verdad encontró inspiración en la vida y en la inquebrantable fe del mártir Stepinac y así lo consignó". Stepinac fue nombrado arzobispo coadjutor en 1934, cuando tenía sólo 36 años y fue entonces el obispo más joven del mundo. Tras un largo padecimiento, años de cárcel y de difamación, murió el 10 de febrero de 1960. San Juan XXIII, al disponer un rito fúnebre en la basílica de San Pedro, señaló que "la larga tribulación de quince años de destierro en su propia patria y la dignidad serena y confiada de su continuo sufrimiento le han granjeado la admiración y la veneración universal". El libro se puede adquirir escribiendo al correo electrónico: krivodolpress@gmail.com.+ (Jorge Rouillon)