Otro de los frutos de la victoria gozosa de Jesucristo, son la justicia y la santidad

  • 8 de mayo, 2014
  • Formosa (AICA)
"La victoria santa y gozosa de Jesucristo, no se queda solamente en la alegría, sino que tiene como fruto: el arrepentimiento y la conversión de nuestro corazón. De ahora en adelante, debemos llevar una Vida Nueva en Cristo Jesús, despojándonos del hombre viejo y revistiéndonos del hombre nuevo. La gracia y el don de Jesucristo nos han sido dados; ahora, debemos nosotros esforzarnos por vivir esta vida nueva con alegría y sencillez, con normalidad. Otros de sus frutos son: la justicia y la santidad. Por eso, cada día, aún siendo mayores como Nicodemo, debemos renacer de nuevo por la fuerza del bautismo y del Espíritu", explicó el obispo de Formosa, monseñor Vicente Conejero Gallego, en su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos.
El obispo de Formosa, monseñor Vicente Conejero Gallego, aseguró que "el misterio pascual de Jesucristo debe ir realizándose y completándose en cada uno de nosotros, en nuestras familias, en nuestras comunidades eclesiales, en la sociedad y en toda la humanidad". El prelado consideró que no deben importar lo grandes que "sean los enemigos, las tentaciones y los desafíos actuales", porque "la esperanza y la alegría que brotan de la victoria de Cristo, y de nuestra participación en ella, son aún mayores". "Esta es la razón -explicó- por la cual en la vigilia pascual cantamos: ?¡Oh feliz culpa, que nos mereció tan noble y tan grande Redentor?. Ya podemos decir con certeza: Ésta es la Vida Nueva, y el comienzo de la Vida eterna". "La victoria santa y gozosa de Jesucristo, no se queda solamente en la alegría, sino que tiene como fruto: el arrepentimiento y la conversión de nuestro corazón. De ahora en adelante, debemos llevar una Vida Nueva en Cristo Jesús, despojándonos del hombre viejo y revistiéndonos del hombre nuevo. La gracia y el don de Jesucristo nos han sido dados; ahora, debemos nosotros esforzarnos por vivir esta vida nueva con alegría y sencillez, con normalidad", subrayó. El obispo formoseño indicó, además, que otros de sus frutos "son: la justicia y la santidad. Por eso, cada día, aún siendo mayores como Nicodemo, debemos renacer de nuevo por la fuerza del bautismo y del Espíritu". Por último, monseñor Conejero Gallego destacó que la reciente canonización de San Juan XXIII y de San Juan Pablo II, son "un motivo más para el aumento de nuestra alegría pascual y una razón más, para comprometernos a vivir en santidad, según el propio estado de vida" y exclamó: "¡Qué lindo es ser cristiano! ¡Qué grande y hermosa es la Iglesia Católica! ¡Qué gracia inmensa formar parte, sin merecerlo, de este Pueblo de Dios que peregrina hacia la Pascua celestial! Gracias al triunfo de Jesucristo, a la victoria de su Amor. De nuevo: ¡Felices Pascuas!"+ Texto completo del editorial