Dos consagradas harán sus votos en la diócesis de Posadas

  • 26 de noviembre, 2019
  • Posadas (Misiones) (AICA)
El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, presidirá la misa

En una misa presidida por el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, el miércoles 27 de noviembre a las 20 en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, hará su profesión de votos perpetuos Andrea Carmen Rojas, y sus primeros votos temporales Susana Mabel Hausser.

Ambas son miembros de la comunidad de Consagradas Diocesanas “Custodias del Santísimo Sacramento” pertenecientes a la diócesis de Posadas, y se consagran a Dios bajo el lema: “Se alegra mi espíritu, en Dios mi Salvador”.

Con los votos perpetuos, Carmen Andrea Rojas se compromete definitivamente, de por vida, con Dios y con la Iglesia diocesana, a vivir los consejos evangélicos, el carisma y la espiritualidad propia de la comunidad de Consagradas Diocesanas Custodias del Santísimo Sacramento, siguiendo a Jesucristo, para amar y servir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, llevando la presencia de Jesús a todos los ambientes, imprimiendo el carisma y el espíritu de los primeros fundadores: “Adorar a Jesús Eucaristía”.

Con los primeros votos temporales, Susana Mabel Hausser, después de un período de preparación (noviciado) y de conocer el carisma, la historia, espiritualidad de la comunidad, opta libre y conscientemente por ser laica consagrada diocesana “Custodia del Santísimo Sacramento”.

Susana con estos primeros votos, asume por primera vez y públicamente los votos evangélicos: pobreza, castidad, obediencia, y se compromete a cumplirlos por un período de tiempo, tras el cual irá renovando su promesa.

Ambas desean seguir a Jesucristo consagrándole su laicado como mujeres de nuestro tiempo, para ser testigos del Evangelio en el mundo y responder con fidelidad el carisma recibido: “Ser Eucaristía: Pan que se parte y reparte y Vino que sabe a presencia”.

La comunidad expresó su alegría “por esta celebración, por los regalos que Dios nos hace”. “Ellas ya sirven a Dios y a sus hermanos desde las realidades del mundo, es decir, desde sus trabajos, con sus amigos, dentro de la sociedad y la Iglesia diocesana”.

“Como custodias del Santísimo Sacramento estamos llamadas a ser sal de la tierra, como Jesucristo lo quiere. Pedimos a Dios que esta comunidad crezca, se multiplique y dé muchos frutos”, rezaron.+