Hay una "clara conciencia" de jóvenes y laicos en la misión salesiana

  • 18 de febrero, 2014
  • Córdoba
A pocos días de iniciarse el capítulo general de la congregación salesiana, el padre Manuel Cayo SDB, titular de la inspectoría Argentina-Norte, reflexionó sobre la realidad histórica y presente de la obra de san Juan Bosco y afirmó que, frente a la disminución de vocaciones consagradas, se advierte "una clara conciencia y crecimiento de la corresponsabilidad de los jóvenes y de los laicos en general". A su vez, estimó que la clave del próximo encuentro será pensar la unidad vital de la vocación.
A pocos días de iniciarse el capítulo general de la congregación salesiana, el padre Manuel Cayo SDB, titular de la inspectoría argentina norte "Artémides Zatti", reflexionó sobre la realidad histórica y presente de la obra de san Juan Bosco y afirmó que, frente a la disminución de vocaciones consagradas, se advierte "una clara conciencia y crecimiento de la corresponsabilidad de los jóvenes y de los laicos en general". A su vez, estimó que la clave del próximo encuentro será pensar la unidad vital de la vocación. La región es la primera zona por donde se expandió el carisma de Don Bosco, que llegó a la Patagonia argentina en 1875. La región está integrada por la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y el Uruguay. Entre los 270 millones de habitantes, viven 1.628 salesianos, presentes en 278 comunidades y once inspectorías. ¿Cuál es el estado de la congregación en la región América Cono Sur en relación a los jóvenes, la sociedad y la Iglesia? - Si nos referimos a los jóvenes, la realidad de nuestra región es muy prometedora. En general contamos con un vasto campo juvenil. Podría señalar tres tipos de grandes desafíos: el primero es la situación de exclusión que viven muchos de ellos, con alta desocupación, violencia presente, desamparo y pobreza. El segundo desafío pasa por la gran predisposición que tienen en general para propuestas educativo-pastorales, para instancias de participación social y eclesial. Por ejemplo, el Movimiento Juvenil Salesiano es muy fuerte en nuestra región. El tercer tipo de desafíos nace del lugar que les estamos brindando a ellos en la Iglesia y la sociedad: podemos y debemos crecer mucho más en un verdadero protagonismo juvenil. Hablando de la sociedad en la región, son países emergentes que van consolidándose poco a poco, no obstante los reclamos de equidad social siguen muy vigentes. En la mayoría de nuestros países la situación cultural es similar a los países de Europa occidental, con sus ventajas y desventajas. A esto hay que agregar que las diversas crisis por las que atravesaron han despertado en ellos un fuerte sentido de participación. Eclesialmente se vive un gran impulso renovador y evangelizador, sobre todo a partir de la V Conferencia General del episcopado latinoamericano en Aparecida, que ha movilizado e invitado más a las comunidades a fortalecer su dimensión discipular y misionera: líneas que sintonizan claramente con las del papa Francisco. No obstante, se vive en general un descenso de las vocaciones apostólicas, la relevancia de la Iglesia ha decaído mucho en algunas partes y para algunas sociedades, en particular del Cono Sur, el tema de los escándalos por diversos tipos de abusos han minado mucho la credibilidad eclesial. ¿Cuál es el aporte específico que su región dará al capítulo general? - La Iglesia latinoamericana ha tenido siempre una característica que en general la ha hecho cercana al pueblo y atenta a sus desafíos y necesidades. En este sentido, el documento de Aparecida ofrece una gran síntesis que puede brindar puntos de orientación en lo que se refiere a la unidad indisoluble entre discipulado y misión, a la dimensión profética de la Vida Consagrada, a la conversión pastoral, al impulso misionero, a la atención a los nuevos lenguajes, al compromiso de salir hacia aquellos a los que nadie llega. Respecto de la congregación, somos la región donde primero se implantó el carisma. Se cumplen 138 años de presencia salesiana, hemos pasado por diversas etapas, la mirada detenida de todo el proceso puede iluminar caminos y perspectivas. Me detengo en uno de ellos, a modo de ejemplo: en este tiempo asistimos en nuestra región a una fuerte caída vocacional de salesianos consagrados, lo que ha provocado, entre otras cosas, un intenso proceso de rediseño que estamos llevando a cabo. Pero junto a esto se está dando, entre otras cosas, una clara conciencia y crecimiento de la corresponsabilidad de los jóvenes y laicos. En varias de nuestras inspectorías venimos caminando desde hace veinte años en la consolidación de nuevos estilos de gestión y animación donde los laicos tienen un papel relevante, no solo como colaboradores, sino compartiendo con ellos espíritu y misión. ¿En qué forma los salesianos de la región buscan ser testigos de la radicalidad evangélica? -Creo que no puedo hablar en nombre de toda la Región, o puedo hacerlo en modo muy generalizado, como lo hice hasta ahora. De lo que veo y escucho con respecto al tema del próximo capítulo, puedo recoger algunos desafíos que los hermanos desean que abordemos en profundidad. Uno de ellos es la dimensión comunitaria de nuestra vida: necesitamos repensar lo que significa para nosotros vivir y trabajar juntos, nos cuesta construir la verdadera comunión y esto genera mucho dolor y desasosiego. Necesitamos urgentemente crecer en profundidad evangélica, en un seguimiento de Cristo que sea radical y abarque toda nuestra existencia. Otro desafío pasa por la capacidad de llegar realmente y de manera evangelizadora al mundo de los jóvenes. Pero para mí, la clave principal está en pensar la unidad vital de nuestra vocación? un tema que se nos viene recordando como salesianos desde hace más de treinta años y que se tradujo ?entre otras cosas? en la invitación a vivir la gracia de unidad y la interioridad apostólica. En general, creo que todos estos desafíos ya están claramente presentados en los diversos Capítulos y documentos de estas últimas décadas. La pregunta es ¿por qué nos cuesta tanto asimilarlos vitalmente? Es evidente que el punto de partida de todo, como siempre, es la conversión. Pero después, ¿cuáles son los caminos a seguir? En esto el capítulo tiene que ser los más claro e incisivo posible.+ [img]http://www.aica.org/subidas/861.jpg[/img]