Mensaje del Papa a los familiares de las víctimas de Cromañón

  • 31 de diciembre, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
El papa Francisco envió un mensaje para las familias de las víctimas de Cromañón, en el que alentó a renovar la esperanza y aseguró que "las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura" y no pueden "esconderse ni ocultarse". El mensaje fue leído esta noche en la catedral metropolitana de Buenos Aires por el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, quien acompañó espiritualmente a las familias desde el momento de la tragedia del 30 de diciembre de 2004 en un local de Once, en el que murieron 194 personas, en su mayoría jóvenes seguidores de la banda de rock Callejeros. "Las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura. Mirando a Jesús niño, toda ternura, pido para con todos ellos esta actitud: que sepamos tratar con cuidado y ternura todas las heridas. Están allí: no es posible esconderlas ni negarlas. Sólo una tierna caricia desde nuestro corazón, con silencio y respeto, puede aliviar", subrayó en medio de aplausos.
El papa Francisco envió un mensaje para las familias de las víctimas de Cromañón, en el que alentó a renovar la esperanza y aseguró que "las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura" y no pueden "esconderse ni ocultarse". El mensaje fue leído esta noche en la catedral metropolitana de Buenos Aires por el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, quien acompañó espiritualmente a las familias desde el momento de la tragedia del 30 de diciembre de 2004 en un local de Once, en el que murieron 194 personas, en su mayoría jóvenes seguidores de la banda de rock Callejeros. "Las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura. Mirando a Jesús niño, toda ternura, pido para con todos ellos esta actitud: que sepamos tratar con cuidado y ternura todas las heridas. Están allí: no es posible esconderlas ni negarlas. Sólo una tierna caricia desde nuestro corazón, con silencio y respeto, puede aliviar", subrayó en medio de aplausos. "No puedo olvidar a los chicos de Cromañón, a sus padres y a sus familiares" de las 194 víctimas, dijo el Papa y pidió a monseñor Lozano que les haga llegar su "recuerdo y cercanía". En la homilía, monseñor Poli refirió a la virtud de la esperanza que irradia la Navidad, recordó que "Jorge los acompañó siempre" y valoró que busquen el consuelo de la fe. Asimismo, les pidió que cuando estén tristes busquen a Jesús en la Eucaristía y que "nunca" falta una misa por la memoria de los seres queridos y la partida no querida. Además de monseñor Lozano, laa Eucaristía fue concelebrada por los presbíteros César Femia y Martín Rebollo Paz, y el padre Gonzalo Zervino OFM. En el marco de la celebración, los familiares acercaron al altar 194 velas al altar, una por cada una de las víctimas mortales del incendio. Inmediatamente después de la tragedia, las iglesias fueron las primeras en reaccionar en forma institucional frente a quienes exigían respuestas y buscaban consuelo. El siniestro, según denunciaron en los días siguientes, puso al descubierto la corrupción, impericia y omisiones del poder político de la ciudad. Algunas horas después del hecho, el entonces papa Juan Pablo II envió un telegrama en el que expresó su "profundo pesar" por las numerosas muertes jóvenes. En la madrugada del 31 de diciembre de 2004, Bergoglio, hoy papa Francisco, visitó a heridos en hospitales y cada tanto presidió misas durante el aniversario. Bergoglio también expresó su cercanía con el líder de Callejeros, Patricio Fontanet, a quien escribió en varias oportunidades o llamó al penal de Ezeiza, aún después de ser proclamado Papa. Texto del mensaje "En estos días en que se renueva la esperanza no puedo olvidar a los chicos de Cromañón, a sus padres y a sus familiares. Sé que vos estás muy cercano a ellos y por eso te pido que les hagas llegar mi recuerdo y mi cercanía. "Las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura. Mirando a Jesús niño, todo ternura, pido para con todos ellos esta actitud: que sepamos tratar con cuidado y ternura todas las heridas. Están allí: no es posible esconderlas ni negarlas. Sólo una tierna caricia desde nuestro corazón, con silencio y respeto puede aliviar. "Y como la máximo ternura es la de Dios pidámosle a Él que a cada uno les acerque su consuelo cálido de padre y nos enseñe a todos a no quedarnos solos sino a seguir buscando la compañía de los hermanos". "A vos y a ellos les deseo una santa Navidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. "Y, por favor, no se olviden de rezar por mí".+