Francisco a los catecúmenos: "Dios no se cansa de esperarnos"

  • 24 de noviembre, 2013
  • Ciudad del Vaticano
En la tarde del sábado, 23 de noviembre, en la Basílica de San Pedro el papa Francisco presidió el Rito de admisión de 500 catecúmenos de 47 países, en el marco de la clausura del Año de la Fe. El Pontífice comenzó recordando que aunque han venido de muchos países, tradiciones culturales y experiencias diferentes, "sentimos tener entre nosotros muchas cosas en común. Sobre todo una: el deseo de Dios" y los exhortó a no olvidar nunca la mirada amorosa de Jesús sobre cada uno de ellos.
En la tarde del sábado, 23 de noviembre, en la Basílica de San Pedro el papa Francisco presidió el Rito de admisión de 500 catecúmenos de 47 países, en el marco de la clausura del Año de la Fe. El Pontífice comenzó recordando que aunque han venido de muchos países, tradiciones culturales y experiencias diferentes, "sentimos tener entre nosotros muchas cosas en común. Sobre todo una: el deseo de Dios" y los exhortó a no olvidar nunca la mirada amorosa de Jesús sobre cada uno de ellos. La Liturgia comenzó con los ritos de introducción que se realizaron en el atrio de la basílica, donde el Papa recibió una representación de los candidatos, para después invitarlos a entrar en la iglesia. Durante la Liturgia de la Palabra y antes de la entrega del texto de los Evangelios, el Santo Padre dirigió unas palabras a los presentes. Francisco ha comenzado recordando que aunque han venido de muchos países, tradiciones culturales y experiencias diferentes, "sentimos tener entre nosotros muchas cosas en común. Sobre todo una: el deseo de Dios". Un deseo -explicó- que está evocado por las palabras del salmista: "Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?" Un deseo que es importante mantener vivo, este anhelo de encontrar al Señor y tener experiencia de Él, de su amor y de misericordia, indicó el Papa. Y añadió que "si falta la sed del Dios viviente, se corre el riesgo de que la fe se convierta en costumbre, se arriesga que se apague, como el fuego que no es reavivado". A continuación hizo referencia a la lectura del Evangelio, en la que relata cuando Juan Bautista indica a sus discípulos a Jesús como el Cordero de Dios, "dos de ellos siguen al maestro, y después, a su vez, se convierten en ´mediadores´ que permiten a los otros encontrar al Señor, conocerlo y seguirlo", recordó. En este pasaje hay tres momentos que evocan la experiencia del catecumenado según explicó Francisco, la escucha, el encuentro y el caminar. Sobre la escucha, el santo padre indicó que al igual que los dos discípulos "también ustedes, queridos catecúmenos, han escuchado a aquellos que les hablaron de Jesús y les propusieron seguirlo, convirtiéndose en sus discípulos a través del Bautismo". Y añadió que "en el tumulto de tantas voces que resuenan en torno a nosotros y dentro de nosotros, ustedes han escuchado y recibido la voz que les indicaba a Jesús como el único que puede dar sentido pleno a su vida". El segundo momento del que habló el pontífice es el encuentro. Los discípulos, después de encontrarse con el maestro se quedan con Él. "Después de haberlo encontrado, se dan cuenta en seguida de algo nuevo en su corazón: la necesidad de transmitir su alegría también a los otros, para que éstos la puedan encontrar", explicó. Contemplar la escena de Andrés que encuentra a su hermano Simón y lo conduce a Jesús es una escena que nos hace mucho bien contemplar, advirtió el Santo Padre. Nos hace bien porque "nos recuerda que Dios no nos creó para estar solos, cerrados en nosotros mismos, sino para poder encontrarnos con Él y para abrirnos al encuentro con los otros". Asimismo, recordó que "en la Biblia Dios aparece siempre como Aquel que toma la iniciativa del encuentro con el hombre: es Él que busca al hombre y precisamente lo buscan cuando el hombre está en la experiencia amarga y trágica de traicionar a Dios y de huir de Él. Dios no espera para buscarlo: lo busca enseguida. ¡Es un buscador paciente nuestro Padre!" "Él nos precede y nos espera siempre. No se cansa de esperarnos. No se aleja de nosotros, pero tiene la paciencia de esperar el momento favorable para el encuentro con cada uno de nosotros". Un encuentro que cuando llega, "no es nunca un encuentro rápido, porque Dios desea permanecer mucho tiempo con nosotros para apoyarnos, para consolarnos, para donarnos su alegría", ha subrayado Francisco. Y ha continuado explicando que "como nosotros le anhelamos y le deseamos, así también Él tiene el deseo de estar con nosotros, porque nosotros le pertenecemos, somos ´cosa´ suya, somos sus criaturas. También Él, podemos decir, tienen sed de nosotros, de encontrarnos". El último aspecto del que el Papa habló es el caminar. "Los discípulos caminan hacia Jesús y después hacen una parte del camino junto a Él", y esto es una enseñanza importante para todos nosotros, indicó el Papa. La fe es un camino con Jesús y que dura toda la vida. Francisco reconoció que en algunos momentos de este camino nos sentimos cansados y confusos pero la fe "nos da la certeza de la presencia constante de Jesús en cada situación, también en la más dolorosa o difícil de entender". Para concluir, animó a los catecúmenos que recorran este camino "con alegría, seguros del apoyo de toda la Iglesia, que los mira con confianza". También los invitó a "mantener el entusiasmo del primer momento que les hizo abrir los ojos a luz de la fe, a recordar, como el discípulo amado, el día, la hora, en la que por primera vez han sentido su mirada sobre ustedes. No se olviden nunca esta mirada de Jesús".+