El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, precisó que ser discípulo no es "hacer algo o seguir una doctrina, sino encontrarnos con Él". El prelado afirmó que "Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como amigo y como hermano. Lo quiere hacer partícipe de su misma vida, que es la vida de su Padre, nos hace familiares suyos. Comprender esto es iniciar un diálogo de encuentro con Él, es ponernos en camino hacia la madurez misionera del discípulo". "Esto significa dejarnos atraer por él, no temer a dejar de ser nosotros el centro. Cuántas veces parecería que Jesucristo pasa a ser una idea más en nuestra vida, no el centro, y que no nos entusiasma porque no nos identificamos con Él. La perfección del cristiano es poder decir como san Pablo: ?y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí?. Ser cristiano, por ello, no es seguir una doctrina, sino participar de una Vida".
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que "en el evangelio de este domingo Jesús nos propone seguirlo a él, ser sus discípulos", pero aclaró que "no se trata de hacer algo o seguir una doctrina, sino encontrarnos con Él".
"Sólo podemos comprender esto si partimos del hecho de que Jesucristo no es sólo un hombre, sino que en él se manifiesta Dios mismo. Sólo Dios puede pedir algo semejante. Esta conciencia nace de una lectura de fe de la Historia de la Salvación, y que nos muestra ese camino de Dios hacia el hombre cumplido en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo", precisó.
El prelado destacó que "el tema del encuentro con Jesucristo ocupa un lugar central en Aparecida. Podríamos decir que es la clave para entender su significado profundo. El llamamiento que hace Jesús a seguirlo presenta una novedad: ?En la antigüedad, nos dice, los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, los maestros de la Ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés, Jesús (en cambio) invita a encontrarnos con Él, porque es la fuente de la vida, y sólo Él tiene palabras de vida eterna?. Esto chocaba para muchos que tenían una imagen espiritualista de Dios".
Asimismo, sostuvo que "el discípulo comprende que la vinculación íntima con Jesús es para participar de su misma vida, que es la vida de Dios, y para asumir su estilo de vida y su misma misión en el mundo. El discípulo es necesariamente un misionero".
Monseñor Arancedo afirmó que "Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como amigo y como hermano. Lo quiere hacer partícipe de su misma vida, que es la vida de su Padre, nos hace familiares suyos. Comprender esto es iniciar un diálogo de encuentro con Él, es ponernos en camino hacia la madurez misionera del discípulo".
"Esto significa dejarnos atraer por él, no temer a dejar de ser nosotros el centro. Cuántas veces parecería que Jesucristo pasa a ser una idea más en nuestra vida, no el centro, y que no nos entusiasma porque no nos identificamos con Él. La perfección del cristiano es poder decir como san Pablo: ?y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí?. Ser cristiano, por ello, no es seguir una doctrina, sino participar de una Vida".+
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