Mons. Casaretto advirtió que el tejido social está herido por la pobreza y las adicciones

  • 3 de septiembre, 2013
  • Río Gallegos (Santa Cruz)
"El tejido social está herido por la pobreza, la exclusión, las adicciones, la falta de expectativas en los jóvenes sin trabajo, sin una buena educación", advirtió el obispo emérito de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto. Fue en el marco de una charla sobre "Desafíos para la construcción del tejido social" que ofreció en el auditorio del Obispado de Río Gallegos, adonde hubo una convocatoria plural que sumó a diversos sectores de la sociedad. Llamó con énfasis a "trabajar en la búsqueda de la reconciliación, a cicatrizar las heridas, sin ánimo de impunidad ni tampoco de venganza" y subrayó que es necesario "propiciar nuevos liderazgos, sin personalismos ni pragmatismo. No pactar con la corrupción", e insistió en la "participación y compromiso político de los jóvenes."
"El tejido social está herido por la pobreza, la exclusión, las adicciones, la falta de expectativas en los jóvenes sin trabajo, sin una buena educación", advirtió el obispo emérito de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto. Fue en el marco de una charla sobre "Desafíos para la construcción del tejido social" que ofreció en el auditorio del Obispado de Río Gallegos, adonde hubo una convocatoria plural que sumó a diversos sectores de la sociedad. Tras expresar que "hay principios que, si son vulnerados, el tejido social no se construye bien", dijo que "para construir juntos y encarar los problemas hay que conocerlos y tomar conciencia de que existen." El prelado precisó que hay tres principios fundamentales a tener en cuenta: - El valor inalienable de la persona humana: toda la estructura social tiene que estar al servicio de la persona. - El bien común: como seres sociales estamos llamados a construir juntos. En esta tarea es primordial dirigir la mirada hacia los más vulnerables y excluidos de la sociedad, como sucede en nuestras familias con los más débiles. Es la opción preferencial por los pobres, que asegura la igualdad de posibilidades. - El principio de subsidiariedad: valorar las organizaciones intermedias. El Estado debe tenerlas en cuenta, favorecer sus emprendimientos y no absorberlas. Monseñor Casaretto mencionó también valores fundamentales como son la verdad, la libertad y la justicia, regidos por la caridad, y recordó que la solidaridad y la gratuidad, que generan rasgos de entrega y amor. Animó a los participantes a ser partícipes activos en la reconstrucción del tejido social, al sostener que "todo lo que ocurre en el mundo -los bienes y los males- tienen su origen en el corazón humano. Por eso es necesario instar al diálogo, sólo éste logra construir consensos". "Hay que saber escuchar, valorar la parte de verdad del otro; tener serenidad para la escucha, valorar la visión de la realidad del otro", afirmó citando a Pablo VI. Asimismo, llamó con mucho énfasis a "trabajar en la búsqueda de la reconciliación, a cicatrizar las heridas, sin ánimo de impunidad ni tampoco de venganza". Monseñor Casaretto subrayó que es necesario "propiciar nuevos liderazgos, sin personalismos ni pragmatismo. No pactar con la corrupción", e insistió en la "participación y compromiso político de los jóvenes." "En la Argentina hay que repensar la educación, las posibilidades laborales, la cultura del trabajo. Encontrar entre todos, los principios fundantes de un modelo de país", concluyó en el marco de una serie de charlas en distintas ciudades de la diócesis.+