¿Quieres experimentar el ardor del Amor de Dios? Repite de corazón: "¡Ven, Espíritu Santo ven!"
MOON, Han Lim - Homilías - Homilía de monseñor Han Lim Moon, obispo de Vanado Tuerto, en la solemnidad de Pentecostés (5 de junio de 2022)
Cuando un padre quiere dar toda su herencia a sus hijos, pero estos hijos no quieren recibir esa herencia ¿cómo se sentirán los padres?
En la última cena el Señor le dijo a sus discípulos, que Él les iba a dar el mejor regalo, que le costaría su Vida, que es el Espíritu Santo. Es el regalo que el Señor quiso hacer a todos sus discípulos, y hoy nos lo hace en este día de Pentecostés.
El amor que tenía Jesús con Dios Padre, ese amor es el Espíritu Santo.
Al recibir el Espíritu Santo, la tercera persona, Él nos da en nuestro corazón un testimonio de que Jesucristo está vivo, que el amor de Dios Padre está vivo y el Espíritu Santo nos está dando vida a cada uno de nosotros. Es una experiencia espiritual real e interior. Él nos dará a partir de hoy la certeza de que el Espíritu Santo vive en cada uno de nosotros y en esta comunidad.
Según los hechos de los apóstoles en la primera lectura, en muchas de las visiones del Espíritu Santo se lo presenta en primer lugar como Fuego, amor de Dios que arde. Se siente el ardor en el corazón, ese fuego que en el antiguo testamento era el fuego de Dios que quemaba en La Zarza, es ese fuego que nos quema a nosotros por dentro, que nos da el testimonio de su amor y también ese fuego del amor, nos purifica de todas las cosas impuras, para que nosotros podamos tener plena comunión con Dios y con los demás hermanos, es decir perdona nuestros pecados.
En segundo lugar, en los hechos de los apóstoles, se expresa al Espíritu Santo como un fuego y con forma de Lengua de Fuego, porque cuando Dios habita en nuestro corazón, nosotros no podemos dejar de hablar de su amor y de la buena noticia.
En tercer lugar, al Espíritu Santo lo describen como viento que empuja y nos impulsa para que todos nosotros podamos dar está buena noticia del amor de Dios a la comunidad, a todos los hombres y las Naciones de que Dios ha resucitado y que Jesucristo está vivo. Su amor es tan grande que no lo podemos callar.
Por último, en la primera lectura, dice que los apóstoles empezaron a hablar en distintas lenguas y todos los que estaban entendían la lengua de Dios, el mensaje de Dios, la unidad.
Jesús en su vida pública, ya había anunciado de esta manera en Lucas, 12, 49: "He venido a arrojar el fuego en la tierra y cómo desearía que ya estuviera ardiendo". El deseo más grande de Jesús, es que todos nosotros en nuestros corazones, estén ardiendo con ese fuego del amor de Dios.
Hace poco nosotros los argentinos experimentamos, en la provincia de Corrientes, un fuego muy grande que quemó más de un millón de hectáreas, comparándolo es poco para el Señor porque Él quiere que toda América latina esté ardiendo con ese fuego de amor de Dios.
Jesús decía en la cruz, tengo sed, sed también de entregar su amor, su espíritu. Finalmente cuando él murió el soldado le abrió el costado y salió agua y sangre, el agua del Espíritu Santo. El Señor quiere que nosotros estemos ardiendo en ese fuego del amor de Dios.
Por último el Señor dice, no tengan miedo de recibir este amor tan grande, no lo entenderemos de una vez, pero lo entenderemos y comprenderemos de a poco. Hoy es el mejor regalo que hemos recibido, el amor de Dios, el Espíritu Santo está ardiendo en nuestro corazón.
Qué la Virgen María y San José, nos acompañen, para que meditándolo poco a poco, podamos comprenderlo mejor. Amén
Mons. Han Lim Moon, obispo de Vanado Tuerto