Ordenación episcopal de Mons. Roberto Ferrari

URIONA, Adolfo Armando FDP (Don Orione) - Homilías - Homilía de monseñor Adolfo Armando Uriona FDP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, en la ordeanación episcopal de Mons. Roberto Ferrari (iglesia San Francisco Solano, de Río Cuarto, 2 de enero de 2021)

Queridos hermanos:

Con gran alegría estamos participando de la ordenación episcopal del querido P. Roberto quien ha sido designado por el Papa Francisco Obispo Auxiliar de Tucumán. Te agradezco de corazón Boby por haberme elegido para que presidiera esta celebración; lo considero un regalo tan grande como inmerecido.

Agradezco también la presencia de mis hermanos obispos, de tantos sacerdotes que han venido de Tucumán y de nuestra diócesis y la todos ustedes “pueblo fiel de Dios”.

Las lecturas que has elegido y el Magisterio del Papa Francisco nos ayudarán a iluminar este momento de gracia que estamos viviendo.
Después de resucitar, a orillas del lago de Tiberíades y habiendo compartido en actitud acogedora y fraternal la comida con sus discípulos, por tres veces interrogó el Señor a Pedro diciéndole: “¿Pedro me amas?..., y luego le encarga apacienta mis ovejas”…
Más tarde y seguramente recordando ese momento clave en su vida, Pedro le dirá a los presbíteros de la comunidad a la que escribe: “Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño” (1 Pe 5, 2-3).

Así como las palabras de Jesús quedaron grabadas en el corazón de Pedro, que estas palabras de Pedro se te graben en tu corazón… Somos llamados y constituidos pastores por el Señor, pero no para servirnos a nosotros mismos, sino al rebaño que se nos ha confiado, servirlo hasta dar la vida como Cristo, el Buen Pastor.
¿Qué significa pastorear? Pastorear significa: acoger con magnanimidad, caminar con el rebaño, permanecer con el rebaño.
Acoger con magnanimidad. Que tu corazón sea tan grande como para saber acoger a todos los hombres y las mujeres que encontrarás a lo largo de tus jornadas y que irás a buscar cuando visites las parroquias y las comunidades. Qué puedas preguntarte siempre: los que llamen a la puerta de mi casa, ¿cómo la encontrarán?... Si la encuentran abierta, a través de tu bondad y disponibilidad, experimentarán la paternidad de Dios y comprenderán cómo la Iglesia es madre que siempre acoge y ama.
Caminar con el rebaño. Acoger a todos para caminar con todos. El obispo está en camino con y en su rebaño. Esto quiere decir ponerse en camino con los propios fieles y con todos aquellos que se dirigirán a vos, compartiendo sus alegrías y esperanzas, dificultades y sufrimientos, como hermano y amigo, pero más aún como padre, así como lo hiciste siendo párroco y luego rector del Seminario. Tendrás que seguir cultivando tu capacidad de escucha y comprensión, ayudando, orientando. El caminar juntos requiere amor, y el nuestro es un servicio de amor.

Y en el caminar desearía recordarte la preocupación por los sacerdotes que son el primer prójimo del obispo, indispensables colaboradores de quienes hay que buscar el consejo y la ayuda y a quienes hay que cuidar con solicitud paternal.

Entre las primeras tareas que tendrás, y pido disculpas al padre obispo Carlos por entrometerme, está el cuidado espiritual del presbiterio pero sin olvidar las necesidades humanas de cada sacerdote, sobre todo en los momentos más delicados e importantes de su ministerio y de su vida, estando atento y disponible para el encuentro. Nunca es tiempo perdido el que se pasa con los sacerdotes…

Que resuene siempre en tu corazón la ya famosa frase del Papa Francisco “ser un pastor con olor a oveja”, es decir alguien que está presente en medio del pueblo como Jesús Buen Pastor. Habiendo hecho la experiencia de párroco y formador pudiste percibir que tu presencia no es secundaria, es indispensable. Por eso que puedas estar en medio de tus fieles, también en las periferias de la diócesis y en todas esas «periferias existenciales» donde hay sufrimiento, soledad, pobreza, degradación humana...

Un obispo que vive en medio de sus fieles tiene los oídos abiertos para escuchar «lo que el Espíritu dice a las Iglesias» (Ap 2,7) y la «voz de las ovejas», también a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo. Esto significa estar precisamente con el pueblo. Esta presencia pastoral te permitirá conocer a fondo también la cultura, los hábitos, las costumbres del territorio, la riqueza de santidad que allí está presente y que serán nuevas para vos...

Que tu estilo de servicio esté siempre fundamentado en la humildad y en la austeridad. No es sólo con la palabra, sino sobre todo con el testimonio concreto de vida como hemos de ser maestros y educadores de nuestro pueblo. El anuncio de la fe pide conformar la vida con lo que se enseña, y por ello es una pregunta para hacerte: ¿lo que vivo se corresponde con lo que enseño?...

Finalmente el tercer elemento: permanecer con el rebaño. Es la condición para conocer verdaderamente como pastores al propio rebaño, cuidándolo con la enseñanza, la administración de los sacramentos y el testimonio de vida. Qué seas un pastor acogedor, en camino con tu gente, con afecto, con misericordia, con dulzura del trato y firmeza paterna, con humildad y discreción… También que puedas mirar tus limitaciones con paz, tal como dice Francisco en su última Carta apostólica: “…San José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca…”

Qué la María Santísima bajo la advocación de Ntra. Sra de la Merced, patrona de la Arquidiócesis de Tucumán, te proteja y acompañe en tu servicio episcopal en aquella Iglesia particular.

Mons. Adolfo A. Uriona DFP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto