Fiesta de invierno de San Nicolás

BRAIDA, Dante Gustavo - Mensajes - Mensaje de monseñor Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja, en la Fiesta de Invierno de San Nicolás (5 de julio de 2020)

Querida comunidad:

1. Damos gracias por esta Fiesta de San Nicolás que estamos culminando, este año con la alegría de celebrar el centenario de la pontificia aureolización de su imagen.

El lema que nos ha acompañado es “Cristo vivo, corona de los santos”, destacando que una persona llega a la santidad porque, con humildad, deja que obre en él el mismo Cristo. Un sublema que nos ayudó en la reflexión es: “Con María del Valle, madre del pueblo y San Nicolás, amigo de los pobres, seamos santos de este tiempo”, resaltando aquí que la santidad no es un privilegio de algunos, sino una posibilidad para todos en el estado de vida al que Dios nos ha llamado y llevando adelante correctamente las tareas propias de ese estado.
A su vez, tenemos muy presente a la Virgen del Valle, en este año mariano nacional, conmemorando los cuatrocientos años de su aparición, en la gruta de Choya y que, desde hace 25 años, camina junto nuestro Patrón tutelar. Este año también acompaña a San Nicolás un cuadro de los beatos mártires Enrique, Wenceslao, Carlos y Gabriel. Beatos en tierra nicolasiana.

2. Al iniciar el año, con mucha ilusión considerábamos la celebración de estas fiestas del centenario. Teníamos varios planes que tuvieron que ser modificados por la pandemia que nos afecta. Lo de ahora es una de esas modificaciones. Todo un pueblo hoy quisiera estar aquí caminando con su Santo, pero tuvimos que optar por esta modalidad. A todos los que siguen esta procesión desde sus hogares, desde distintos puntos de la provincia y del país les digo que aquí junto a San Nicolás están cada uno de ustedes como Él está en cada uno de sus hogares y en sus corazones. Y si sentimos cierto dolor por no estar aquí, ofrezcámoslo a Dios, que Él puede tomar ese ofrecimiento y hacernos mucho bien y hacer mucho bien a otras personas.

En lo personal este tiempo, y estos días en particular, fueron de mucha gracia. Contemplarmás de cerca la vida de San Nicolás y contemplar la enorme devoción del pueblo riojano me han conmovido y edificado. Como nunca he experimentado que la santidad es un posibilidad para todos, si buscamos una amistad fuerte con Dios por sobre todo, como lo hizo Él, y si juntos, como comunidad creyente, nos involucramos para enfrentar los desafíos que nos presenta hoy la realidad eclesial y social como también lo hizo Él, siguiendo las huellas de Jesucristo verdadero hombre y verdadero Dios como tan valientemente lo proclamó.

Camino sinodal en tiempos de pandemia
3.
En el mensaje de inicio de año les decía que, “como iglesia diocesana, estamos convocados a responder al llamado que Dios nos hace a la santidad asumiendo esta hora de la historia que nos toca vivir con todas sus posibilidades y desafíos. Y esta respuesta la tenemos que dar juntos, como Pueblo de Dios, cada uno desde su propia vocación y [transitando] decididamente, como Iglesia, un camino SINODAL.” (mensaje del 1° de enero de 2020) Nadie se imaginaba que ese caminar juntos pronto iba a transcurrir por un inesperado tiempo de pandemia. Pero lo sinodal tiene que ver con eso, con asumir juntos la realidad tal como es y descubrir en ella los signos de la presencia de Dios y lo que en ella debe ser cambiado porque no condice con el Reino que él vino a establecer.

La carta que enviamos a las comunidades titulada “Tiempo de Pandemia, tiempo de oportunidades” es una herramienta para que podamos rezar, reflexionar y sacar conclusiones prácticas sobre lo que vivimos, iluminados por la Evangelio y por la encíclica Laudato Si. Cada uno de nosotros tenemos una experiencia particular de la Cuarentena. Algunos la han vivido o viven con angustia y quizás en soledad. Para otros fue posibilidad de volver a reencontrarse en familia; para los padres estar más cerca de sus hijos en lo cotidiano del estudio o dialogar más en familia y hasta rezar juntos. Muchos han sufrido o sufren por no poder trabajar. Para quienes padecen alguna adicción a las drogas el drama se ha potenciado. Para otros, este tiempo, fue ocasión de emprender juntos alguna iniciativa para ayudarse mutuamente, como lo son las cocinas comunitarias o las campañas solidarias. Se acrecentaron las posibilidades de realizar reuniones por plataformas virtuales ya sea para clases, trabajos, encuentros familiares o de amigos. Sin embargo la falta de conectividad es para una parte de la población un problema. Para pastores de distintos credos fue una ocasión para acercarnos, conocernos y recorrer un camino común para acompañar a las comunidades. Para varios miembros de la sociedad es un tiempo de trabajo intenso al tener que servir en tareas esenciales para asistir a enfermos o controlar el cumplimiento de las medidas establecidas. Cuánto agradecer la denodada entrega del personal de la salud, fuerzas de seguridad y del servicio penitenciario, a las autoridades provinciales y municipales, y de modo particular al Comité Operativo de Emergencia.

Así, percibiendo lo que vivimos y compartiendo lo que vamos experimentando a la luz de la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia, iremos aprendiendo y descubriendo qué cambios tenemos que hacer para que nuestra sociedad sea más justa y equitativa y que, como Iglesia, asumamos un mayor compromiso con la época que vivimos.

Tinkunaco como estilo de vida
4.
También al iniciar el año hacía mención de que muchos querían que el Tinkunaco sea una fuente inspiradora de nuestra vida ciudadana, un modo de relacionarnos y de asumir los desafíos sociales y los conflictos procurando siempre que prime la escucha amplia de distintos sectores, el diálogo respetuoso y la búsqueda de soluciones superadoras… como lo decía el beato Angelelli: “El Tinkunaco es “un llamado a celebrar la vida todos juntos, porque sentimos la necesidad de mayor fraternidad, de mayor justicia, de mayor igualdad como hijos de un mismo Padre…”

Esta ´tormenta inesperada’ de la pandemia es una gran oportunidad para unirnos, no solo para enfrentar los problemas que ella nos plantea, sino también para aprender a enfrentar los problemas de fondo que quizás hace mucho venimos arrastrando y que ahora se han puesto más de manifiesto: pienso en la necesidad de generar más espacios de diálogo entre diferentes sectores sociales; en fomentar más posibilidades de trabajo; ofrecer más, mejores y claras respuestas a la cuestión de la adicciones, lo que sin dudas requiere un mayor compromiso de diversos sectores sociales y de las Iglesias en particular para ser abordado eficazmente. Como cristianos tenemos en el Evangelio y en las enseñanzas de la Iglesia un tesoro enorme para compartir con decidido compromiso misionero, como corresponde a todo bautizado. Juntos caminemos hacia adelante con esperanza.

5. Los invito a que no dejemos pasar esta oportunidad de empezar una nueva etapa en nuestra historia personal, y comunitaria. Mirando tanto daño que se ha hecho al ambiente y tantas injusticias sociales en el mundo, fruto de un sistema económico que mata, nos dice el Papa alentándonos en la esperanza: “Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida” (LS 207). Qué bien vienen aquí aquellas palabras del beato Angelelli: “Yo me siento feliz de vivir en la época que vivo… Porque se nos ha dado en este momento histórico la posibilidad de construir algo nuevo”. (Entrevista periodística)

Querida comunidad riojana, Dios nos quiere vivos y activos en nuestro tiempo. Confía en nosotros y nos invita a confiar en Él e iniciar, junto a otros hermanos, profundos procesos de transformación. No dejemos pasar esta oportunidad de cambiar el rumbo de la historia. Sin dudas que esto implica, al mismo tiempo, recorrer un camino interior de conversión –como lo indica el mismo Francisco- que nos lleve a asumir un modo de vida más profético y contemplativo, capaz de gozar con poco, valorando lo bello de tantas cosas que nos rodean y, a la vez, capaz de incorporar un estilo de vida marcado por una mayor humildad, sobriedad y austeridad (cf. LS n° 222-228). (Mensaje del Centenario).

Contamos con la valiosísima cercanía e intercesión de San Nicolás y de los cuatro beatos mártires: Wenceslao, Carlos, Gabriel y Enrique. Que ellos nos asistan en el camino de santidad que cada uno tenemos que transitar en este tiempo. Nuestra madre del Valle, como servidora de la esperanza, sea la que nos anime a seguir a su hijo Jesús con espíritu orante y comprometido, mientras caminamos hacia la Patria eterna del Cielo donde Él ya nos tiene preparado un lugar junto los innumerables santos y santas de Dios. Así sea.

Mons. Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja