Toma de posesión del obispo de Concordia

ZURBRIGGEN, Gustavo Gabriel - Homilías - Homilía de monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen, en la misa de toma de posesión como obispo de Concordia (1 de septiembre de 2023)

Queridas hermanos y hermanas de la diócesis de Concordia y de la Prelatura de Deán Funes que me acompañan, ¡muchas gracias! Estimados hermanos Obispos, sacerdotes, diáconos, consagradas, intendentes y autoridades civiles, judiciales, militares y policiales, muchas gracias por estar compartiendo esta celebración de la fe y acompañándome en el inicio de mi servicio pastoral en esta Iglesia particular de Concordia.

Hemos escuchado en el Evangelio proclamado este hermoso diálogo vocacional entre Jesús resucitado y el apóstol Pedro. Jesús examina en el amor a Pedro, antes de encomendarle “sus ovejas”. Porque el rebaño es de Jesús. Pedro sóloes un servidor. Y este diálogo termina con el “sígueme” con el que Jesús llama a Pedro. Pedro es discípulo, camina detrás del Maestro y tendrá que ser siempre discípulo si quiere responder fielmente a la misión encomendada por su Señor. Este pasaje fue proclamado en la Misa en la que fui ordenado sacerdote, después en la celebración de mi ordenación episcopal, y ahora al comenzar mi servicio pastoral en esta diócesis. Por eso, quiero presentarme diciéndoles que soy un discípuloa quien Jesús envía a servirlos. El “sígueme”, que es el lema de mi ministerio episcopal es el llamado del Señor y me recuerda que siempre debo ser discípulo, que mi vida es seguirlo a Él y que la historia de mi vida deseo que sea una respuesta agradecida a esta llamada misteriosa y amorosa del Maestro. Como san Agustín, les digo que con Uds. soy cristiano, discípulo, siempre en la escuela del Evangelio, siempre necesitado de la misericordia del Señor, y para Uds. soy Obispo, es decir, pastor y servidor de la Iglesia de Concordia. Por ser Obispo soy enviado a anunciar con fidelidad el Evangelio, cuidar y fomentar la comunión eclesial, ser reflejo de la ternura y misericordia del Padre y animar el dinamismo misionero, porque como dice Francisco, debemos ser una Iglesia “en salida”, que llegue a todos. Les pido que me ayuden con su oración.

Como cristiano y Obispo me sumo al camino pastoral que desde hace muchos años está transitando la diócesis de Concordia. Esta Iglesia particular tiene una linda historia de pastoral orgánica que, en comunión y participación, anima el compromiso, el protagonismo y la corresponsabilidad de todos en la acción evangelizadora. Ese proyecto pastoral se plasmó en el Plan Pastoral Diocesano que fue presentado en abril de 2008. Ahora, respondiendo al llamado del Papa Francisco, tenemos que trabajar para seguir siendo una Iglesia misionera que encarne cada vez más un “estilo sinodal”. San Juan Crisóstomo[1] nos enseñaba que “Iglesia y Sínodo son sinónimos” porque la Iglesia no es otra cosa que el “caminar todos juntos” por los senderos de la historia al encuentro de Jesucristo[2]. Esto exige de todos, de los laicos, de los consagrados, de los diáconos permanentes y los sacerdotes, y también del Obispo, una firme determinación para eliminar todo resabio del clericalismo que tanto mal hace a la Iglesia. Para vencer este mal al que el Papa Francisco hace constantemente mención, tenemos que comprometernos activamente en un proceso permanente de conversión personal y comunitaria. Es necesario aprender a vivir un estilo pastoral que exprese la realidad de la Iglesia como Pueblo de Dios en el que, por el Bautismo y la Confirmación, todos somos discípulos de Jesucristo, tenemos igualmente la unción del Espíritu Santo y la misma dignidad de hijos de Dios. Para ello tenemos que aprender a escuchar juntos la Palabra de Dios, escucharnos mucho, con respeto y atención para dialogar y discernir. Querida comunidad de Concordia: Uds. tienen una larga experiencia de comunión y corresponsabilidad pastoral. Sigamos avanzando para ser una Iglesia que asuma decididamente un estilo sinodal en la que todos caminan juntos para anunciar mejor el Evangelio. Porque la sinodalidad está al servicio de la misión, en la que todos los bautizados están llamados a participar.

A los sacerdotes, que junto al Obispo constituyen un único Presbiterio, los invito a que seamos una comunidad discipular y fraterna, según el modelo de los Doce a los que Jesús llamó y formó para la misión. Ojalá aprendamos siempre el estilo pastoral de Jesús y podamos juntos testimoniar la caridad del Buen Pastor. A Uds., queridos hermanos, que son los más estrechos colaboradores del ministerio del Obispo, les pido asumir el desafío de ser pastores en una Iglesia que está cambiandoporque ha reconocido que todos los bautizados formamos la Iglesia y que cada uno tiene voz, puede opinar, proponer y entre todos decidir las mejores acciones evangelizadoras para la comunidad. Ahora necesitamos un estilo y un liderazgo de pastor que enseñe, promueva y anime un modo de ser Iglesia fraterna y sinodal, siempre a la escucha de la Palabra de Dios y de los hermanos, para juntos discernir y decidir el trabajo pastoral o misionero. Por mi parte, como dice la Exhortación Pastores de la grey del papa Juan Pablo II, deseo ser para Uds., “como un padre y hermano”[3] que los quiere, los escucha, les pide y espera su colaboración y los ayuda para que sean fieles a su vocación sacerdotal, y testimonien siempre la caridad del Corazón de Cristo. Porque, como nos enseña Francisco, tenemos que ser pastores que llevemos “la cercanía del Padre misericordioso a las situaciones de precariedad y de pobreza que aumentan…”; que llevemos “el amor de Cristo allí donde la familia es frágil y las relaciones están heridas”; pastores que transmitamos “la alegría del Espíritu allí donde reinan la desmoralización y el fatalismo”[4]. Que la Eucaristía, que celebramos cada día, nos ayude a crecer en fraternidad sacerdotal, unidos por el sacramento del Orden y el llamado de Jesús para el servicio de nuestros hermanos.

Querida Iglesia de Concordia: ya estoy entre Uds. Pronto los visitaré. Deseo conocerlos, escucharlos, celebrar la Eucaristía en sus comunidades. Quisiera ser el pastor de una Iglesia misionera, cercana a todos, que lleve la ternura de Dios a los que sufren, a los pobres que son tantos, hay una pobreza que nos duele; una Iglesia misericordiosa que busque y que incluya a todos, también a los que hemos dejado de lado o se han apartado porque no han sentido que en la comunidad haya lugar para ellos. Pidamos al Espíritu Santo el regalo de ser una Iglesia que camina detrás de Jesucristo, para aprender solamente de Él; pidamos ser un pueblo de bautizadosque vive y testimonia cada vez más nítidamente la Buena Noticia del amor de Dios.

Que Nuestra Madre, la Inmaculada Concepción de Concordia, nos acompañe y nos cuide.

Mons. Gustavo Gabriel Zurbriggen, obispo de Concordia


Notas:
[1] San Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia, s.IV.
[2] Cf. Discurso del Papa Francisco al conmemorar los 50° aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 17 de octubre de 2015.
[3] Cfr. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Gregis, 47.
[4] Cfr. Papa Francisco, Mensaje a los obispos, sacerdotes y consagrados, en Lisboa, el 2 de agosto de 2023.