El obispo de San Isidro reflexionó sobre el evangelio de la Transfiguración y animó a tener ese espíritu de admiración y de dejarse sorprender de los apóstoles.
"En este tiempo tan difícil pongamos la fragilidad de nuestro mundo, en las manos del Señor para que Él escuche nuestro clamor por la paz", sugirió el obispo de San Isidro.
Fue el ruego a Dios que hizo el presidente del episcopado en su reflexión dominical, en la que también invitó a sumarse con seriedad y compromiso a la jornada de oración y ayuno del próximo miércoles.
Con el permiso de su obispo, monseñor Oscar Ojea, el sacerdote sanisidrense Tomás Barbero, es desempeñará durante dos años como vicario de una parroquia en Andalgalá, diócesis de Catamarca.