Jueves 25 de abril de 2024

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Fiesta de San Nicolás

Mensaje de monseñor Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja, en la fiesta de San Nicolás (1 de enero de 2020)

Querida comunidad:

En este día damos gracias a Dios por el regalo de la vida y por iniciar con renovación esperanza este nuevo año. Personalmente doy gracias por este primer año transcurrido entre ustedes en el cual me he sentido muy bien recibido y pudo experimentar lo hermoso que es "caminar juntos para crecer juntos" como les habíamos propuesto hace un año.

Del año que pasó damos gracias por el don de la beatificación de los Cuatro mártires riojanos. Wenseslao Pedernera, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Enrique Angelelli son más que nunca referencias claras para nuestras vidas e intercesores ante Dios de nuestras oraciones.

Iglesia en camino sinodal
Pero también hoy nosotros, como iglesia diocesana, estamos convocados a responder al llamado que Dios nos hace la santidad asumiendo esta hora de la historia que nos toca vivir con todas sus posibilidades y desafíos. Y esta respuesta la tenemos que dar juntos, como Pueblo de Dios, cada uno desde su propia vocación y misión. Es por eso que, luego de reflexionar con el Consejo de Pastoral Diocesano y con el clero en las últimas jornadas y, siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II, hemos visto la necesidad de transitar decididamente, como Iglesia, un camino SINODAL.

La palabra SINODAL literalmente quiere decir: CAMINAR JUNTOS. Laicos, pastores, consagrados, todo el pueblo de Dios, llamados a caminar juntos. Para este caminar mar fecundo y mar fuente de una vida más plena para todos será necesario cultivar algunas actitudes concretas e indispensables que tienen que ver con:

- Hacer de la Iglesia una familia que reconoce en el tiempo presente "el tiempo de Dios", el tiempo en el que Dios se manifiesta para manifestar su amor y llevarnos a una vida más plena.

- Propiciar espacios de diálogo y participación donde la valentía de hablar le debe corresponsal la humildad de escuchar. Una escucha atenta y recíproca donde cada uno tiene algo que aprender del otro y algo para contribuir al bien común. Escucha de todos para ver juntos lo que el "Espíritu dice hoy a la Iglesia" (cf. Ap 2,7).

- Esto implica, a su vez, abrir a la novedad que surge de un diálogo abierto de modo que permite que esa novedad pueda transformarme en alguien mejor.

- Caminar juntos para discernir los signos de los tiempos y asumir juntos los desafíos que se presentan.

- Hacer de la Iglesia una familia que confía en cada uno de sus hijos e hijas, reconociendo que cada bautizado tiene un lugar propio en este caminar. Una iglesia-familia que se deja interpelar por los sueños y necesidades de aquellos con quienes se encuentra para que, a partir de allí, lleve adelante su misión evangelizadora con un espíritu decididamente misionero, en constante salida, buscando siempre llegar a los más alejados y de modo particular a quienes están en situación de limitaciones.

Durante el año que iniciamos, luego renovamos los consejos diocesanos de pastoral y presbiteral, iremos profundizando juntos este Camino Sinodal usando los medios naturales como son los equipos diocesanos y los consejos pastorales parroquiales como también la realización de Asambleas y otros medios que surjan en la marcha.

Para ello será necesario que cada grupo pastoral, cada movimiento eclesial fortalezca su vida orante y el compromiso concreto con la misión. Pienso, por ejemplo, que cada grupo de catequesis o de confirmación, sea concebido también como grupo de oración y de misión.

Al camino sinodal este año lo viviremos dentro un AÑO JUBILAR MARIANO teniendo como horizonte cercano el Congreso Mariano Nacional a realizado en la vecina diócesis de Catamarca del 24 al 26 de abril evocando los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen de la Virgen del Valle en La Gruta de Choya. El lema de dicho congreso es “Con María, servidores de la Esperanza”. Unos ciento cincuenta fieles de la diócesis, representantes de distintos grupos y parroquias, participarán como congresistas y todos los que lo desean pueden hacerlo como peregrinos.

Pero para todos es una oportunidad para poner la mirada en María y su compromiso con el Reino de Dios al recibir y darnos a Jesús, el Salvador. Contemplar su disponibilidad a la voluntad de Dios aún en medio de muchas dificultades. Considere su acompañamiento fiel a la Iglesia en la advocación de la Virgen del Valle y en tantas otras que nos manifiestan su ternura materna y la cercanía de Dios a todos sus hijos e hijas. Por este motivo tenemos aquí presente, en estos días, esta réplica de la Imagen de la Virgen del Valle venida de Catamarca.

Por otro lado también como diócesis transitaremos un año en el que celebraremos los 100 AÑOS DE LA AUREOLIZACIÓN DE SAN NICOLÁS. El día 29 de junio de 1920, la imagen de Nuestro patrón fue "coronada" por disposición del Papa Benedicto XV.

Este acontecimiento nos ayudó a poner la mirada en este Santo al cual tanto afecto le tenemos para dejarnos iluminados por su vida y ejemplo y para renovar nuestra confianza como "Patrón Tutelar". Una comisión exclusiva para la ocasión nos dará una serie de actividades al respecto y, además, la imagen del Santo registrará los dos canales de la zona centro, esto es todo el departamento Capital, en su zona urbana y rural, y Sanagasta ( en continuidad con las visitas que ya hiciste a los decanatos del interior).

Tinkunaco, un grito de esperanza
Hemos vivido ayer y celebrado con renovada alegría el Tinkunaco. El Beato Enrique Angelelli declarará que el Tinkunaco es como “un grito de esperanza, un llamado a celebrar la vida todos juntos, porque sentimos la necesidad de mayor fraternidad, de mayor justicia, de mayor igualdad como hijos de un mismo Padre que está en los cielos". Sí, el Tinkunaco es como "un grito de esperanza..."

Con mucho agrado escuchó en estos últimos días a diferentes líderes sociales y políticos hacer referencia a Tinkunaco como una fuente inspiradora de nuestra vida ciudadana. Todos los eventos modo expresan que el Tinkunaco no sea solo una ceremonia del 31 de diciembre que evoca un hecho histórico, sino un modo de relacionarnos y de asumir los desafíos sociales y los conflictos procurados siempre que primo la escucha amplia de distintos sectores, el diálogo respetuoso y la búsqueda de soluciones superadoras.

El papa Francisco en muchas ocasiones nos propone como camino de crecimiento “la Cultura del Encuentro”. Podríamos traducirlo en riojano “la cultura del Tinkunaco”. En su mensaje para la jornada mundial de la paz de este año 2020 nos dice: “La cultura del encuentro entre hermanos y hermanas rompe con la cultura de la amenaza. Hace que cada encuentro sea una posibilidad y un don del generoso amor de Dios. Nos guía a ir más allá de los límites de nuestros estrechos horizontes, aspirando siempre a vivir la fraternidad universal, como hijos del único Padre celestial”.

Sin dudas que vale la pena transitar este camino.

Y continuando con este mensaje de la jornada de la paz, Francisco nos presenta a la PAZ COMO CAMINO DE ESPERANZA, que requiere –dice- DIÁLOGO, RECONCILIACIÓN Y CONVERSIÓN ECOLÓGICA. Les comparto algunos párrafos que nos dan mucha luz a diversas situaciones de conflictos y tensiones que destruyen la paz de nuestro tejido social y que dañan específicamente a los más pobres.

Nos dice Francisco: “La esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables. Luego señala que el conflicto “a menudo comienza por la intolerancia a la diversidad del otro, lo que fomenta el deseo de posesión y la voluntad de dominio. Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, encerrar al otro en una imagen negativa, excluirlo y eliminarlo. "A su vez," la desconfianza y el miedo aumentan la fragilidad de las relaciones y el riesgo de violencia, en un círculo vicioso que nunca puede conducir a una relación de paz...

Tenemos que buscar una verdadera fraternidad, que estamos basados en nuestro origen común en Dios y ejercido en el diálogo y la confianza recíproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto. (n ° 1)

Construir aquí en La Rioja esta verdadera fraternidad que nos brinda la paz necesaria para el desarrollo de todos requiere el compromiso de cada uno. Compromiso que se expresa más con hechos que con palabras. En este sentido agrega Francisco: “El mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz abiertos al diálogo sin exclusión ni ataques. De hecho, no se puede realmente alcanzar la paz a menos que haya un diálogo convencido de hombres y mujeres que buscan la verdad más allá de las ideologías y de las opiniones diferentes. La paz «debe edificarse continuamente», es un camino que hacemos juntos buscando siempre el bien común y comprometiéndonos a cumplir nuestra palabra y cumplir las leyes. El conocimiento y la estimación por los demás también pueden crecer en la escucha mutua, hasta el punto de reconocer en el enemigo el rostro de un hermano... En un Estado de derecho, la democracia puede ser un paradigma significativo de este proceso, si se basa en la justicia y en el compromiso de salvaguardar los derechos de cada uno, especialmente si es débil o marginado, en la búsqueda continua de la verdad ... ” (n ° 2)

Agrega Francisco que la paz, requiere transitar caminos de reconciliación en la comunidad fraterna: “Nos guía el pasaje del Evangelio que muestra el siguiente diálogo entre Pedro y Jesús:«“Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? ”. Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mt 18,21-22). Este camino de reconciliación nos llama a encontrar en lo más profundo de nuestros corazones la fuerza del perdón y la capacidad de reconocernos como hermanos y hermanas. Aprender a vivir en el perdón aumenta nuestra capacidad de convertirnos en mujeres y hombres de paz. Lo que afirmamos de la paz en el ámbito social vale también en lo político y económico, puesto que la cuestión de la paz impregna todas las dimensiones de la vida comunitaria: nunca habrá una paz verdadera a menos que seamos capaces de construir un sistema económico más justo... (n ° 3)

Cuidar la Casa Común y la Vida Humana
Por último Francisco dice que la paz requiere un camino de conversión ecológica: “Este camino de reconciliación es también escucha y contemplación del mundo que Dios nos dio para convertirlo en nuestra casa común. De hecho, los recursos naturales, las formas de vida y la tierra misma se nos confían para ser “cultivadas y preservadas” (cf. Gn 2,15) también para las generaciones futuras… De aquí surgen, en particular, motivaciones profundas y una nueva forma de vivir en la casa común, encontrarse con otros desde la propia diversidad, celebrar y respetar la vida recibida y compartida... La conversión ecológica a la que apelamos nos lleva a tener una nueva mirada sobre la vida, considerar la generosidad del Creador que nos dio la tierra y que nos recuerda la alegre sobriedad de compartir… (n ° 4)

Considerando esta realidad ambiental vemos resurgir últimamente en nuestro país proyectos extractivistas relacionados con la minería. Como otras provincias también La Rioja es propicia para este tipo de emprendimientos. Será necesario que podamos estar muy atentos y discernir qué es lo mejor para nuestro pueblo considerado el cuidado de su vida y del agua como algo primordial. Para ello es necesario tener presente la luz que nos aporta Laudato Si, una encíclica tan valorada dentro y fuera del ámbito eclesial. Allí se nos invita a todos a un compromiso en el cuidado de la Casa Común y sobre todo el cuidado de la vida humana indicando específicamente que en todo el proceso de intervención en la naturaleza es necesario diálogo y transparencia de todos los actores sociales para “que pueden aportamos diferentes perspectivas, soluciones y alternativas ”. Y en la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quienes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos ... Preguntas "que trascienden el interés económico inmediato ..." (L Si 188). La licencia social es indispensable.

Así como Francisco nos alienta a cuidar la casa común, de modo particular nos exhorta a cuidar la vida humana en todas sus etapas de desarrollo, reconociéndola como tal ya en su etapa de gestación. Nos dice en la misma Laudato Si: “Dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos u inoportunos, si no se protege a una embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades” (n. 120).

Nuestro beato Enrique Angelelli en reiteradas ocasiones se manifiesta claramente a favor de la vida en el seno materno advirtiendo sobre las consecuencias personales y sociales del aborto.

Reconocemos y comprendemos que hay veces que la vida humana es engendrada en condiciones de vulnerabilidad y precariedad, o simplemente no es deseada. A su vez estamos convencidos de que la respuesta a esta realidad no puede ser la violencia a un ser indefenso. No se puede buscar la salida generando otro drama, se debe buscar una solución abrazando y acompañando a cada protagonista, a la vida humana que va creciendo ya la mujer que sufre tal situación. En este sentido se trata de proteger las dos vidas: la madre y la madre del hijo, así también de acompañar a quienes forman parte del entorno con una actitud de escucha, comprensión y oportuna solidaridad.

A su vez, no basta que como cristianos digamos que estamos a favor del derecho a la vida si no nos comprometemos a utilizar todos los medios para cuidarla y promoverla en todas las etapas. En nuestras comunidades debemos generar ayudas concretas en favor de embarazos que necesitan contención y apoyo; también para asistir a aquellos niños, adolescentes y jóvenes que, sin horizontes ni oportunidades, se ven cautivos de la mafia del narcotráfico y de la delincuencia. Asimismo asumir la realidad de quienes no tienen trabajo, o el acompañamiento de nuestros mayores y ancianos.

En este cuidado de la vida en todas sus etapas hay una responsabilidad insustituible del Estado. Pero también se tiene que destacar nuestra responsabilidad y caridad como cristianos que tienen manifestaciones de tantas maneras creativas como el Espíritu nos lo indican. En primer lugar, ubicar el calor de una comunidad-familia que de modo incondicional siempre acoge la vida, los cuidadores y los acompañantes están como están, brindando los medios necesarios para promoverla.

Con pasión y esperanza
Estamos iniciando un año de gracia, en el cual se nos abre un gran abanico de posibilidades para crecer como sociedad. Los invito a que ofrezcamos lo mejor de nosotros para que ese crecimiento sea una realidad en todos.

Teniendo en cuenta el mensaje del Papa: LA PAZ COMO CAMINO DE ESPERANZA; el lema del congreso mariano: CON MARÍA, SERVIDORES DE LA ESPERANZA; y la mirada del Beato Angelelli sobre el TINKUNACO COMO UN GRITO DE ESPERANZA, no podemos menos de empezar este año nuevo con RENOVADA ESPERANZA. Confiemos en Dios, confiemos en su presencia providente, confiemos en los hermanos con los cuales caminamos y confiemos en la misión que cada uno tiene en la sociedad para este 2020 sea un año de gracia.

No dejemos pasar la historia sin ser parte activa en ella. Este es nuestro tiempo, esta es nuestra hora, vivámosla con pasión y esperanza. Nuestro buen Dios nunca se deja ganar en generosidad y sabe asistirnos y recompensarnos a cada paso.

Que San Nicolás, nuestro Santo obispo, nos guían con su ejemplo y santidad particularmente en este año del centenario de su aureolización. Que los beatos mártires Wenceslao, Carlos, Gabriel y Enrique nos impulsan a entregar nuestra vida por una sociedad mejor donde brille la cultura del Encuentro, la cultura del Tinkunaco. Que Nuestra Señora del Valle, nos acompañe en nuestro caminar cotidiano y nos ayude en el Camino Sinodal que queremos caminar como Iglesia diocesana como servidores de la vida de nuestro pueblo. Y el Niño Jesús Alcalde, nos concedemos a cada uno y toda la comunidad la gracia que más necesitamos en esta hora de nuestra Patria y de nuestro Pueblo.

Así sea.

Mons. Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja