A 32 años del martirio de los jesuitas en El Salvador, su legado sigue vigente
- 16 de noviembre, 2021
- San Salvador (El Salvador) (AICA)
Mensaje del Card. Michael Czerny SJ, en el que enmarca este aniversario en un contexto eclesial y nacional lleno de desencanto político y a su vez, de signos esperanzadores.
El cardenal Michael Czerny SJ, subsecretario de la Sección Migrantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, envió un mensaje a los jesuitas de El Salvador en el que señala que “32 años después, los mártires de la UCA siguen clamando verdad y justicia”.
Los jesuitas Ignacio Martín Baró, Ignacio Ellacuría, Juan Ramón Moreno, Amando López, Segundo Montes, Joaquín López y López y sus dos colaboradoras, Elba Julia Ramos y su hija de 16 años, Celina Ramos, fueron asesinados hace 32 años en el campus de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador por un comando del Ejército en medio de la guerra civil que duró 12 años entre el ejército salvadoreño y la guerrilla.
El rector de la UCA, Andreu Oliva, destacó durante el acto conmemorativo realizado el último sábado que el legado de los jesuitas sigue vigente.
“En este tiempo de luto por la muerte de tantos seres queridos a causa de la pandemia, de confrontaciones, de decisiones políticas que nos alejan cada día más del rumbo democrático y nos conducen al autoritarismo y militarismo, los mártires de El Salvador siguen siendo fuente de inspiración”, dijo Oliva.
Añadió que el legado de los jesuitas llama a “seguir al lado de los más pobres, de seguir siempre del lado de la verdad, de la justicia, paz y bien común”.
Carta del cardenal Czerny
La celebración del XXXII aniversario de nuestros mártires se enmarca en un contexto eclesial y nacional lleno de desencanto político y de signos preocupantes sobre la vida en la mayor parte del mundo, y a su vez, de signos esperanzadores en la Iglesia.
Uno de los signos eclesiales que inundan de gozo este aniversario es la beatificación del padre Rutilio Grande, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, asesinados el 12 de marzo de 1977 entre Aguilares y el Paisnal, y junto a ellos del padre Cosme Spessotto, fraile menor franciscano, de nacionalidad italiana, asesinado en 1980 en la Iglesia de San Juan Nonualco.
En aquellos años, la represión alrededor de Aguilares fue tan brutal, que no se pudo erigir ningún monumento. Pero alguien plantó tres lisos palos en el lugar del martirio, y unos años después, cuando fui allá a rendir homenaje y a rezar, pude contemplar lo siguiente: ¡los palos habían florecido con las hojas frescas de la Resurrección!
El asesinato de Rutilio Grande tuvo una importancia fundamental para San Oscar Arnulfo Romero, entonces arzobispo de San Salvador, quien pasó gran parte de la noche del velatorio frente al cadáver de Rutilio, a quienes unía una larga amistad en el Señor. El asesinato de Rutilio impactó también la conciencia de nuestros mártires que hoy celebramos. Experimentaron una profunda conmoción por los sucesos de Aguilares, y algunos incluso aumentaron su cercanía y compromiso con los pobres después del martirio. Rutilio visitaba con frecuencia la residencia universitaria de la UCA, y con su estilo jocoso y simpático les llamaba con cariño “Los maestros de Israel”.
El ministerio y el martirio de Rutilio Grande y de monseñor Romero confirmaron en la fe a nuestros hermanos jesuitas que justo hoy nos convocan a la santa memoria de su sacrificio.
Entre los 53 santos jesuitas, 34 son mártires, y entre los 152 beatos hay 145 mártires. Además, en el camino hacia la santidad -por decir así– se encuentran 10 “venerables” y 162 “siervos de Dios”, 116 de ellos mártires.
No podemos olvidar en este XXXII aniversario el grave deterioro de la vida de los pobres en El Salvador, afectados por la pandemia y la miseria, la cual se acentuará por el alto costo de la vida y por la pérdida de la autosuficiencia alimentaria provocada en buena parte por el deterioro ambiental, y afectados también por el debilitamiento de las instituciones políticas y la creciente confrontación social. Los análisis y los editoriales de la UCA dan luz abundante para entender la coyuntura y orientarse sabiamente en la práctica política.
Finalmente, este XXXII aniversario coincide con la apertura del próximo Sínodo por parte del papa Francisco el 10 de octubre con el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
En este espíritu he escrito: “De la vocación de la Iglesia, expresada en la Lumen Gentium, y de su camino sinodal nacen la evangelización, la promoción humana en todas sus formas y el cuidado de nuestra casa común. Y cuando este nuevo modo de afrontar los problemas de la familia humana se asume con determinación, como una cuestión esencial y necesaria, entonces se ayuda a la Iglesia a descentralizarse y se la empuja hacia las periferias. La Iglesia debe caminar unida, llevando sobre sí el peso de lo humano, tendiendo el oído al grito de los pobres, reformándose a sí misma y su acción, escuchando ante todo la voz de los anawim que fueron el centro del ministerio público de Jesús".
Me permito creer que todos nuestros mártires, y también nuestro compañero P. Dean Brackley, habrían emprendido con entusiasmo la gran peregrinación sinodal lanzada por el papa Francisco, y con todo corazón te invito a hacer lo mismo.
Tuyo en el Señor, en unión de oración y de solidaridad, como siempre, Card. Michael Czerny S.J.”
La causa
Este 32 aniversario se da en momentos en los que la causa penal se encuentra cerrada por decisión de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia, sin que se conozca si se han admitido los recursos que buscan hacer retroceder el fallo.
Fue en septiembre de 2019 que la referida sala del Supremo emitió su fallo en respuesta a un recurso de casación de la defensa de los militares señalados de ser autores intelectuales.
Esta decisión puso freno a la reapertura del proceso dictado en 2018, tras la anulación de una ley de amnistía de 1993, y que en 2019 también enfrentaba la amenaza de quedar en la impunidad por una ley de reconciliación nacional aprobada por el Congreso y vetada posteriormente por el presidente Nayib Bukele.
El 16 de noviembre de 1989, cinco días después de que la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lanzara la ofensiva “Hasta el tope” en la capital, un comando de elite del Ejército salvadoreño segó la vida de los jesuitas.
Ellacuría, entonces rector de la UCA, había denunciado las condiciones de explotación y miseria de la mayoría campesina del país, compromiso con en el que coincidió el arzobispo de San Salvador, san Óscar Arnulfo Romero.
Por este crimen únicamente está encarcelado en El Salvador el coronel Guillermo Benavides, condenado a 30 años de prisión en 1991 por trasladar la orden de asesinar a los jesuitas y a quien se le ha negado el indulto y conmutación de la pena por ser un crimen de lesa humanidad.
La Audiencia Nacional de España condenó en 2020 al ex viceministro de Seguridad Pública de El Salvador, Inocente Montano, a 133 años y cuatro meses de prisión.+