Era hija de Eduardo
IV, rey de Inglaterra y sobrina de San Eduardo. Siendo joven tuvo
que huir de Inglaterra cuando ésta fue invadida por Guillermo el
Conquistador, al frente de las huestes normandas. Al llegar a
Escocia contrajo matrimonio con el rey Malcom III. Desde el trono de
Macbeth –pero sin su crueldad y perfidia– fue un claro modelo de
las virtudes cristianas. Sobresalió en el ejercicio de la caridad y
el amor a los pobres, tanto que la llamaban "madre de los
huérfanos", y "tesorera de los pobres". Murió en Edimburgo el año
1093. Escocia, después de tenerla como reina, la eligió como santa
Patrona. |