La Iglesia camboyana, en estado de misión, celebró el bautismo de 294 personas
- 25 de abril, 2019
- Phnom Penh (Camboya)
Durante la Vigilia Pascual, la comunidad católica de Camboya celebró el bautismo de 294 personas: 154, en la capital, Phnom Penh, 80 en Battambang y 60 en Kampong Cham (cabecera de la provincia homónima). El vicario apostólico de Phnom Penh, monseñor Olivier Michel Marie Schmitthaeusler, señaló durante la misa crismal que "esto no es simplemente el resultado del trabajo de los sesenta sacerdotes presentes en Camboya o de los cientos de religiosos y religiosas que viven aquí, o del trabajo de unos treinta misioneros laicos. No, sobre todo, es obra de Dios", subrayó.
Con ocasión de la misa crismal del Jueves Santo, el vicario apostólico de Phnom Penh, monseñor Olivier Michel Marie Schmitthaeusler, exhortó a los cerca de 80 sacerdotes presentes en la Eucaristía a vivir su misión, como bautizados y enviados, según el tema del próximo mes extraordinario de la misión, convocado por el papa Francisco en el 2017. Centrado en el tema; "Bautizado y enviado: la Iglesia de Cristo en misión, en el mundo", que se celebrará en octubre de 2019.
Durante la homilía, el vicario apostólico afirmó que "en Camboya, el mes extraordinario de la misión es una especie de ?campana de alarma" para la vida ordinaria de los bautizados y enviados". "Aquí ?prosiguió-, nuestra pequeña vicaría y nuestras pequeñas prefecturas no tienen grandes instalaciones, y nuestras comunidades, a menudo minúsculas y plantadas en medio de los arrozales, a los pies de una colina o en el centro de la ciudad, no tienen multitudes de cristianos".
"La misión es el corazón de nuestra vida como fieles, sacerdotes y religiosos. Aquí, el pueblo de Dios entero es un apóstol, con una preocupación cotidiana, tal como expresa San Pablo: ?¡Ay de mí si no proclamase el Evangelio!?".
Tras haber comunicado el número de nuevos bautizados, monseñor Schmitthaeusler preguntó a los presentes: "¿Acaso esto es simplemente el resultado del trabajo de los sesenta sacerdotes presentes en Camboya o de los cientos de religiosos y religiosas que viven aquí, o del trabajo de unos treinta misioneros laicos? No, sobre todo, es obra de Dios", subrayó.
"Somos este Pueblo de Dios, bautizados y enviados. Demos gracias a Dios por todos los cristianos que, como en el tiempo de los Hechos de los Apóstoles, son nuestros más preciosos colaboradores. El sacerdote es el pastor de la comunidad, a la cual debe amar y entender, con la cual caminar hacia Dios. Procuremos simplemente ser pastores, según el Corazón de Dios", afirmó.
Seguidamente el prelado anunció diez puntos ?uno por cada vicariato apostólico en Phnom Penh- sobre cómo "construir nuestra Iglesia, signo del Reino de Dios".
"Vida espiritual: hemos nacido de Dios y somos enviados al mundo; la comunión entre nosotros; la inclusión, para todos; cada uno es bienvenido; el perdón: una condición sine qua non para seguir adelante; un corazón que escucha y que ama en los actos y en la verdad: la caridad en acción; diálogo verdadero y orientado a todos los niveles; religioso, institucional, social; la presencia concreta en la sociedad; la formación integral de hombres y mujeres justos y virtuosos; un corazón de padre y madre; la Iglesia es una familia? un árbol gigante con un corazón enorme; ser creativos; el Evangelio es nuevo cada mañana".
"Ayer, hoy, mañana: la Iglesia tiene 2000 años, tiene raíces que alimentan nuestro hoy y preparan el futuro, concluyó monseñor Schmitthaeusler. Siervos inútiles: nadie es indispensable, somos siervos inútiles, pero que ofrecen más amor y vida y que pueden retirarse con discreción, sabiendo que los demás continúan este servicio de anuncio y paz; la Iglesia ha estado, está y estará por siempre". +