Jueves 21 de noviembre de 2024

El Papa pide a los pueblos originarios "transmitirnos su sabiduría ancestral de diálogo con la tierra"

  • 14 de febrero, 2019
  • Roma (Italia) (AICA)
"La tierra sufre y los pueblos originarios saben del diálogo con la tierra, saben lo que es escuchar la tierra, ver la tierra, tocar la tierra. Saben el arte del bien vivir en armonía con la tierra", dijo esta mañana el papa Francisco, en el marco de su visita a la sede de la FAO en Roma, al reunirse con un grupo de 38 delegados de 31 pueblos indígenas de América, África, Asia y el área Pacífico.
Doná a AICA.org
La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que esta mañana, el papa Francisco, en el marco de su visita a la sede de la FAO en Roma para inaugurar la 42° sesión del Consejo de los Gobernadores del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), se reunió con un grupo de 38 delegados de 31 pueblos indígenas de América, África, Asia y el área Pacífico.

La reunión duró unos veinte minutos. El Papa Francisco saludó a los presentes uno por uno y algunos de ellos le donaron estolas artesanales.

Myrna Cunningham, representante del pueblo miskito de Nicaragua y coordinadora del Comité de Coordinación del Foro Internacional de los Pueblos Indígenas ante el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas, FIDA, dirigió al pontífice un discurso de bienvenida.

El Foro, instituido en el año 2011, es una plataforma de diálogo permanente entre los representantes de los pueblos indígenas, el FIDA y los gobiernos internacionales.





Este año, el Foro se concentra en la promoción del uso de los conocimientos de los pueblos indígenas para desarrollar la resiliencia ante el clima y facilitar un desarrollo sostenible.

El Santo Padre dirigió unas palabras a los representantes de los pueblos indígenas en los que resaltó que "la presencia de todos ustedes aquí muestra que las cuestiones ambientales son de extrema importancia y nos invita a dirigir nuevamente la mirada a nuestro planeta, herido en muchas regiones por la avidez humana, por conflictos bélicos que engendran un caudal de males y desgracias, así como por las catástrofes naturales que dejan a su paso penuria y devastación".

"No podemos seguir ignorando estos flagelos, -exhortó el Papa- respondiendo a ellos desde la indiferencia o la insolidaridad o posponiendo las medidas que eficazmente los tienen que afrontar. Por el contrario, solo un vigoroso sentido de fraternidad fortalecerá nuestras manos para socorrer hoy a quienes lo precisan y abrir la puerta del mañana a las generaciones que vienen detrás de nosotros".

El pontífice recordó a los presentes que "Dios creó la tierra para beneficio de todos, para que fuera un espacio acogedor en el que nadie se sintiera excluido y todos pudiéramos encontrar un hogar".

A continuación Francisco destacó el aporte que los pueblos originarios pueden dar al cuidado de la casa común: "Nuestro planeta, dijo el Papa, es rico en recursos naturales. Y los pueblos originarios, con su copiosa variedad de lenguas, culturas, tradiciones, conocimientos y métodos ancestrales, se convierten para todos en una llamada de atención que pone de relieve que el hombre no es el propietario de la naturaleza, sino solamente el gerente, aquel que tiene como vocación velar por ella con esmero, para que no se pierda su biodiversidad, y el agua pueda seguir siendo sana y cristalina, el aire puro, los bosques frondosos y el suelo fértil".

Y añadió el Santo Padre: "Los pueblos indígenas son un grito viviente a favor de la esperanza. Ellos nos recuerdan que los seres humanos tenemos una responsabilidad compartida en el cuidado de la "casa común". Y si determinadas decisiones tomadas hasta ahora la han estropeado, nunca es demasiado tarde para aprender la lección y adquirir un nuevo estilo de vida. Se trata de adoptar una manera de proceder que, dejando atrás planteamientos superficiales y hábitos nocivos o explotadores, supere el individualismo atroz, el consumismo convulsivo y el frío egoísmo".


El diálogo con la tierra
"La tierra sufre y los pueblos originarios saben del diálogo con la tierra, saben lo que es escuchar la tierra, ver la tierra, tocar la tierra", dijo seguidamente Francisco y destacó que los pueblos indígenas "saben el arte del bien vivir en armonía con la tierra" y de ellos "tenemos que aprender quienes quizás estemos tentados en una suerte de ilusión progresista a costillas de la tierra".

Y dirigiéndose a los representantes de los pueblos originarios les dijo: "A ustedes, que saben dialogar con la tierra, se les confía el transmitirnos esta sabiduría ancestral".

"Si unimos fuerzas y, en espíritu constructivo, entablamos un diálogo paciente y generoso, terminaremos tomando mayor conciencia de que tenemos necesidad los unos de los otros; de que una actuación dañina con el entorno que nos rodea repercute negativamente también en la serenidad y fluidez de la convivencia, que a veces no fue convivencia sino destrucción; de que los indigentes no pueden seguir padeciendo injusticias y los jóvenes tienen derecho a un mundo mejor que el nuestro y aguardan de nosotros respuestas y convincentes".


No son "pueblos de segunda"
Francisco agradeció a los representantes de los pueblos indígenas por "el tesón con que afirman que la tierra no está únicamente para explotarla sin miramiento alguno, también para cantarle, cuidarla, acariciarla y también porque alzan su voz "para aseverar que el respeto debido al medio ambiente debe ser siempre salvaguardado por encima de intereses exclusivamente económicos y financieros".

Y advirtió el pontífice del peligro que existe "en el imaginario colectivo" de considerar a los pueblos civilizados "de primera" y a los pueblos así llamados originarios o indígenas "de segunda".

"Es el gran error de un progreso desarraigado, desmadrado de la tierra. Es necesario que ambos pueblos dialoguen. Hoy urge un "mestizaje cultural" donde la sabiduría de los pueblos originarios pueda dialogar al mismo nivel con la sabiduría de los pueblos más desarrollados, sin anular. "Mestizaje cultural" sería la meta hacia la cual tenemos que seguir con la misma dignidad, concluyó el pontífice. +