Hace 50 años fue restaurada la Consagración de Vírgenes
- 21 de mayo, 2020
- Buenos Aires (AICA)
Este año se cumplen 50 años de la restauración del Orden de Vírgenes Consagradas y se está iniciando un trienio de celebración.
Este año se cumplen 50 años de la restauración del Orden de Vírgenes Consagradas y se está iniciando un trienio de celebración. Se iba a realizar un Jubileo en Roma, pero se suspendió por la pandemia del coronavirus.
El 31 de mayo se cumplirán los primeros 50 años de historia y de presencia en la Iglesia de las vírgenes consagradas, posibilitada por la restauración del ritual de la Consagración de Vírgenes. Este año jubilar alcanza a muchas mujeres que están insertas en diversas pastorales de las iglesias diocesanas del país.
El 26 de marzo de 1970 fue promulgado el nuevo Misal Romano. Dos meses después, el 31 de mayo de 1970, otro decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos promulga un nuevo rito litúrgico: el Orden de la Consagración de Vírgen.
Uno de los frutos de la reforma del Concilio Vaticano II fue, precisamente, la revisión y promulgación de un Nuevo Ritual de Consagración de Vírgenes y, también, la apertura de la consagración virginal de mujeres que viven en el mundo, dedicándose a sus tareas seculares y formando parte de un orden propio de las diócesis.
Incentivadas por el Secretariado Nacional, las Vírgenes Consagradas del país inician un trienio jubilar el 31 de mayo que se extenderá hasta el 2023, año en que se conmemorará la primera consagración realizada en la Argentina.
Las vírgenes consagradas son la imagen de la Iglesia como esposa de Cristo. Están presentes en todos los continentes, en numerosas diócesis, y ofrecen su propio testimonio de vida en todos los ámbitos de la sociedad y de la Iglesia.
El origen del Orden de las Vírgenes se remonta a los tiempos apostólicos, es la forma más antigua de consagración femenina, libremente asumida y ofrecida a Dios. Interrumpida durante largos siglos, fue restaurada por el Concilio Vaticano II.
Su carisma consiste en “vivir para Dios, al servicio de la Iglesia, insertas en las realidades temporales, sometidas al trabajo y comprometidas en la construcción de una realidad cultural y social conforme con los valores del Reino”.
El delegado episcopal para la Vida Consagrada en la Argentina es el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP.+