Sábado 23 de noviembre de 2024

Mons. Bokalic presidió la fiesta del Señor de los Milagros de Mailin

  • 14 de mayo, 2024
  • Villa Mailín (Santiago del Estero) (AICA)
El obispo de Santiago del Estero celebró la misa central y animó a los fieles a ser signos de esperanza activa, asumiendo la misión de ser mensajeros y obreros del Reino de justicia, amor y paz
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Miles de fieles de Santiago del Estero y de todo el país se dieron cita en Villa Mailín para celebrar la fiesta grande del Señor de los Milagros, una de las festividades religiosas más importantes de la Argentina.


El obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM, presidió la ceremonia central, acompañado por el obispo auxiliar, monseñor Enrique Martínez Ossola, el rector del santuario, padre Sergio Quinzio, y numerosos sacerdotes de la provincia. La misma se realizó, como ya es una tradición, en el templete ubicado frente al santuario.


En su homilía, el prelado destacó que la festividad se llevó a cabo “en un año muy especial por inquietudes e incertidumbres, de miedos y angustias, de una crisis económica que toca a todos los hogares de nuestra provincia y nación, pero al mismo tiempo en un año de gracia especial, como fue la canonización de nuestra Mama Antula”.


“Aquí venimos adorar a nuestro Señor. Nuestra oración se convierte en Mailín en un canto de alabanza por las maravillas que ha obrado entre nosotros, haciéndonos partícipes de su Vida y su Amor. ¡Cómo no vamos a alabar, bendecir y agradecer tanto amor, que es lo único que nos da esperanza en nuestro caminar!”, expresó.


En ese sentido, añadió: “Somos peregrinos y volvemos al manantial de agua viva, que nos devuelve la esperanza que perdemos muchas veces, al enfrentar inmensas dificultades familiares y comunitarias”.


Por eso, explicó que “la esperanza cristiana sostiene el camino de nuestra vida, incluso cuando se vuelve tortuoso y difícil; abre ante nosotros horizontes de futuro cuando la resignación y el pesimismo quisieran tenernos prisioneros; nos hace ver el bien posible cuando el mal parece prevalecer; la esperanza cristiana nos infunde además serenidad cuando el corazón está agobiado por el fracaso y el pecado; nos hace soñar con una humanidad nueva y nos infunde valor para construir un mundo fraterno y pacífico, cuando parece que no vale la pena comprometerse”.


Asimismo, instó a “convertirnos en cantores de esperanza, en una civilización marcada por un exceso de desesperación”. Esta esperanza, en efecto, esta íntimamente unida a la fe: “Es la fe que vivió nuestra santa Mama Antula. La vivió como don y como tarea. Ese fue su programa de vida: hacer conocer el amor de Dios”, planteó.


Como devotos del Señor de los Milagros, monseñor Bokalic señaló que los creyentes “estamos llamados a vivir nuestra fe y esperanza poniendo lo mejor de nosotros en el servicio a nuestros hermanos, comprometiéndonos allí donde la vida se sienta amenazada por el hambre, las enfermedades, la soledad, la droga, la marginación, la injusticia y todo atropello a la dignidad humana”.


Volviendo al tema de la esperanza, que es la virtud necesaria para estos tiempos de grandes penurias y desolación, sostuvo que “se reaviva cuando encontramos hermanos nuestros que nos tienden una mano, cuando sabemos escuchar al otro sin violentar ni imponer, cuando sabemos jugarnos desinteresadamente por el que sufre cualquier tipo de necesidad”.


“Confirmados en el amor de Jesús, en nuestro querido Mailín, consolados y renovados por la fuerza del Espíritu, volvamos a nuestros hogares y comunidades para ser signo de esperanza activa, asumiendo la misión que nos dejó Jesús: ser mensajeros y obreros del Reino de justicia, de amor y de paz. En esta tarea, no estamos solos”, concluyó.+


» Texto completo de la homilía